Gebeta

Sandro Tovar

Hola! ¿Hay alguien ahí?, ¿te acuerdas de esa película volver al futuro?, el señor tonto, si te fijas hay un pequeño signo de inspiración en ella, que si destapas la cañería que te oprime el pecho y dices lo que sientes serás otro en el futuro, cambiarías las cosas y hechos, todos contentos y felices, ha que bonito, pero la vida no es así.
Gebeta, es la isla remota a la que me voy en ensueños, ahí las cosas son mas simples, por que estoy solo ¿para que quiero ser mejor? o ¿para que quiero un mercado donde solo haya cosas que no necesito ni allá ni aquí? en ese lugar donde un día descubrí a mi dios, ahí conocí la libertad y ahí fue donde nació la inspiración y aprendí a ver de otro color el mundo, jugaba entonces con ese papelito de colores que te pones ante los ojos y tratas de cambiar el mundo, y así poco a poco vas aprendiendo a ver por ti mismo, todo se transforma y vive en ti, todo se configura de manera que su estructura sea a tu parecer una cosa que solo sirve para hacerte sentir bien, ¡es tu mundo, tu isla propia! sin gente, sin nadie, estas solo a placer, y la soledad solo la imaginas por que se ha ido junto con todo lo que estorba para estar bien, ahí es donde estamos libres y sin nada que nos inhiba a correr y escapar de alguna travesura, pero lo mas lindo es que cuando regresas te queda un poquito de felicidad y es como una bolsita de galletas que puedes compartir con los demás, con el primero que se cruce y te observe con ojos de avidez.
Gebeta no se vende ni se puede compartir es de propiedad privada, no la robé a nadie por que yo la construí, me ha costado todos los rescoldos del sufrir, con esos pedazos que un día me pregunté que hacer con ellos, y trace su plataforma que es muy grande, pero su mar tuve que imaginarlo color verde transparente, la espuma es frágil y vuela sin viento, así fue por el miedo que le tengo a las profundidades, o mas bien por el respeto que le tengo al silencio, ahí en esos abísales se que vive la nostalgia de mi niñez y decido dejarla en su lugar de dormir, creo también que los monstruos que en sueños se agitan nerviosos con mi presencia quieren subir a mi isla, pero como el mar es gelatinoso, ellos nadan torpes y me voy al verlos, ¡hay distancias que guardar, hay humanos que lastiman! y también hay sentimientos que veo rendirse ahí en mi propiedad, en las barreras que el mar tiene y que solo puedo observar, a veces voy a verlos y duermen, y si despiertan por culpa de mi debilidad es cuando corro lejos y me escondo, nunca me encuentran por que todo es a mi entender, todo lo hice justo para reírme y ser feliz, y juego con esos sentimientos que ahí viven, imagina un poco a todos juntos buscándome queriendo llevarme al fondo ahogarme hasta casi matarme, torturarme hasta que llore.

Pero he sido mas listo y los tengo presos en el mar de Gebeta, claro que hay que alimentarlos un día con alguna tontería, algún enojo o que se yo, hay tantas cosas que les gusta para vivir, y al igual que yo, ellos no me matan para que Gebeta siga existiendo para que esto que nos rodea cambie de color algún día, para que nuestra mente tenga un lugar donde encontrar la paz.
Quisiera hacerte una igual, darte mi isla para que juegues, llevarte un día lejos de los sentimientos que te ahogan, que te torturan, al menos incitarte a trabajar en la huida de ti, de tus adentros, hoy se que el amor que buscas no esta en Gebeta, y eso no importa por que tienes amigos, no tienes un perro, o no se, yo quiero un conejo, que sea como perro, y que no se coma las plantas de mi padre, alguna vez comprenderás totalmente que Gebeta y yo, somos una cosa que viaja por el tiempo, que a veces trae consigo ese recuerdo de tu sufrir, pero entonces será eso, un recuerdo.  Como en aquella película ¿te acuerdas?

  • Autor: Sandro Tovar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de agosto de 2010 a las 11:49
  • Comentario del autor sobre el poema: Un día en un pasillo oí un llanto desgarrador, aquella mujer sufría el desamor, su dolor me provoco escribir lo anterior, lo hice a sabiendas que aquellas cosas tenía que diluirlas con el tiempo. No obstante le entregue Gebeta, porque así somos los humanos cuando sentimos, o creemos sentir lo que los otros sienten, como creo que nosotros escribimos cosas a los enamorados del mundo, y ellos nos alimentan con su dolor o sus alegrías.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 14
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.