El mío-.

Ben-.

Hay luz en las paredes.

Altivos pájaros que quiebran

la uniformidad del día,

entre chillidos ostentosos

y un cielo que se descubre

a sí mismo, sin novedad, y

sin el misterio

de la mirada humana.

Sombra superficial, de pobres construcciones,

donde conviven, entre tanta herrumbre,

las pocilgas inconvenientes

del destierro.

Mi recuerdo va más allá,

y desvela águilas, pinzones

amarillos y verdes; rojos

pescadores de alas multicolores,

exigentes avecillas que procuran

su bienestar y el de sus crías.

Observo las gavillas disueltas

de heno, de paja, de empapadas

raíces y tubérculos, son hermosas.

Y por las laderas, soleadas con lluvia,

se revuelcan de nuevo, jabalíes y jabatos,

extraños paquidermos de un mundo perdido.

El mío-.

 

©

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