Tan niño-.

Ben-.

Sí, padre: este hueso,

que ha tocado con fuego,

de alba furiosa y gasógeno,

en diagonal prodigio, tus manos.

Que, de repente, se han vestido,

de álamo y celeste, con varias

primaveras encima, para acompañarme.

Tan niño en la mirada, con los ojos

enfrente, quieren tocarte, la buena gente.

Risueño y frecuente, locuaz y elocuente,

con los gestos, de pocas palabras y verbos.

En cambio, pocos, malos, arribistas,

con un número efímero, oscuro, sobre

su eterna frente marchita, vespertinamente,

andan descalzos, azufre y cal y amianto.

Asfalto, sombra, agua, nada.

Sí, padre: fíjate en los olivares, cómo han

crecido, sobre tu vientre, sobre tu abdomen,

limpiamente-.

 

©

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.