Brujería

Ayyyy dolores, hoy me atraviesa uno como si penetrara punsantemente mi pecho.

Odio ese sentido de angustia vital que borra todo lo demás, tan solo quiero huir de ese ardiente e insoportable dolor.

Tiene vida propia, como un lobo solitario, arrasando todo en su loco correr.

Prefiero morir de látigos aullantes cortando mi piel, pero no me des dolores de amores,

rompen los días en atroces silbidos cortantes de mustios deseos.

Dormir no puedo, no me abandona el dolor y ... vivir tampoco,

solo los ruidos de mi inexistencia me calman y anestesian entre mentiras burlonas.

Paso a paso, el tiempo arrebata mis años para guardar en cajas mortuorias historias pasadas.

Que triste narrativa, humilde de penas y glorias avergonzantes,

entre los bamboleos hediondos a sufrimiento, pude rescatar luces,

para ver la oscuridad de mi alma perdida, donde la acariciaba como si fuera mi amada.

Cuanto quiero la negra luz de mis entrañas, poética y malvada.

En mis pesadillas, mientras rascaba los arco iris que mordían la palma de mi mano,

un faro se dibujaba entre las tinieblas galopantes de corceles mortíferos,

lloré al alba por las alegrías, que tristemente desconocía.

Noche tras noche, entre abluciones de impíos pensamientos,

las ninfas corrián en pos del faro en medio de tormentas de rosas espinosas,

encenderlo querían como si los dolores murieran y los ángeles muertos a la vida volverían.

Una noche, estaba encadenado en una silla, sangraban las ataduras y los huesos silbaban sangre,

el mar se acercaba con el faro en lontananza, el agua es vida cantaba la brisa, una y otra vez,

como si fueran brujas encadenando pociones de liberación.

Desperté húmedo de vida, la fiebre embrujada acuchillaba los dolores de mi humanidad.

Por fin,

hoy me atraviesan...  

Ayyyyyy alegrías, libélulas de brillantes colores que salen de mi pecho.