Maradona y el Tribunal Kármico

Heliconidas

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“No hay para un dios gloria mayor que ser absuelto del mundo.” Borges.

 

En alguna región del Reino Etérico Inferior, compareció ante el Gran Templo Blanco de los Salones del Karma el espíritu desencarnado de Diego Armando Maradona, junto a su Padrino y Maestro Ascendido.

Regulaban el ingreso al Templo tres poderosos seres angelicales que iban convocando de a uno a los ingresantes, tanto a aquellos que buscaban el renacimiento en la tierra como a quienes recién se despojaban de sus vestiduras carnales para dar cuenta del uso de su libre arbitrio.

Llegó el momento y uno de los ángeles llamó al Maestro y preguntó por el nombre de su apadrinado.

– Diego Armando Maradona. – Respondió.

– Adelante. El Tribunal los espera – Decretó el Serafín.

Atravesando el inmenso pórtico de entrada comenzaron a caminar por un angosto sendero de oro resplandeciente, suspendido en el aire, y por debajo de él un lago iridiscente de aguas violetas del cual brotaban flores de loto nacaradas que se iban evaporando al pasar de la suave brisa.

Al final del sendero se abrió un portal de luz radiante como el sol e ingresaron ante la presencia de la Junta Kármica compuesta por siete Seres de altísimo rango.

El recinto era un inmenso Salón Blanco repleto de ánimas y se podía escuchar una especie de canto coral, muy sutil, como una cascada de millones de voces que emergían de todos lados.

Entre medio de dos pilares de plata, una luz semejante a la de un eterno amanecer iluminaba las espaldas de los Siete Notables, quienes se sentaban en Siete Tronos de oro con arcoíris sobre sus cabezas.

Un poderoso Ser celestial con una balanza en el pecho y un royo abierto entre sus manos iba leyendo los hechos en vida de cada uno de los comparecientes. Por un lado se sentían sonidos de albricias y júbilo, mientras que por otro, muchas almas debían ser contenidas por sus padrinos por aquello que escuchaban.

Cuando uno de los royos se abrió y se comenzaron a relatar los hechos en vida de Maradona, inmediatamente el murmullo del coro celestial se calló, y con una voz semejante a la del trueno, se escuchó proclamar ante el Tribunal:

– Maravilló al mundo entero con el talento que le fue dado. Fue considerado un dios en la tierra. Elevó la frecuencia vibratoria de un país entero cerrando ciclos de su karma nacional. Alivió el sufrimiento colectivo y fue la alegría de millones.

Entonces uno de los siete, el que se sentaba en el medio, sentenció: “No necesita volver a encarnar”. Y cuentan por ahí que, por primera vez, la Junta Kármica debió ser contenida de la emoción, por aquello que escuchó de quien fuera en vida terrena el mayor astro del fútbol mundial de todas las épocas.

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  • Autor: Heliconidas (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de diciembre de 2020 a las 20:55
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 39
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