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Depresión

Me despierto y un dolor agudo en los oídos comienza a emerger, al oír la alarma de las 6:00am. Quiero seguir durmiendo; – pienso. Mientras intento abrir los ojos y levantar mi cuerpo adormecido. Entre abro mis parpados con mucho esfuerzo y levanto mis brazos, como quien se levanta de una batalla perdida, pero la gravedad tiene más fuerza y me empuja entre las sábanas revueltas. Muevo los brazos con dificultad y pesadez. Tomo el celular y veo que ya voy tarde. El cansancio llega a tal extremo que nada parece importar. Y solo pasa una palabra por mi mente; quiero dormir, solo dormir.   

Intento ver mi celular con dificultad, ya han pasado treinta minutos. Media hora peleando conmigo, luchando por salir de la trampa que me impuse, trampa de sábanas enredadas. Como insecto atrapado en la telarañas finas y delicadas de una araña, así me sentía, al ser víctima de los brazos suaves de Morfeo. Después de unos minutos más de batallar, tomo el control de mi cuerpo y consigo ponerme en pie.  

Voy al baño. Mi rostro resulta desencajado en el espejo. Ojos hinchados y enrojecidos. Percibo lo descuidado que eh estado en todo este tiempo. Cabello desaliñado y largo, figura esquelética, aspecto pálido, piel y expresión de muerto, granos por todo el rostro. Las costillas sobresalen entre la diminuta capa de piel. No eh estado asimilando correctamente los alimentos que ingiero. No dejo de sentir pena y vergüenza por mi aspecto. Quisiera ser otro... -susurro casi suspirando. 

Con la ropa regada por todo el baño, ingreso a la ducha. Me revuelvo el cabello y me hecho champú en el, mi cara inexpresiva y la frase de nuevo rondando por mi cabeza una vez más; quiero dormir, solo dormir... 

23/11/2020 - 09:23 am