No te resignes a creer que la vida es la incertidumbre de este instante 
la consternación ante la muerte, 
o estos días sin lluvia y sin paz. 
Sin él 
sin ella. 
Sin ti. 
No te resignes a ese cielo de Londres, 
al hogar sin la algarabía y la inocencia de los niños. 
A los anaqueles vacíos 
y los altares con velas para todos los santos. 
A los callejones sin salidas 
y los rincones donde lloras tus horas de soledad y angustia. 
A los escombros en la mirada 
y las colillas que se consumen en la intimidad de su fuego. 
No te exilies en las máscaras de carnavales pasados 
ni acomodes tus nalgas donde crece el muérdago. 
Busca las palabras que construyen puentes y ciudades. 
Aprende de las Libélulas. 
Crece como el bambú. 
No temas a los senderos 
solo porque te han contado las historias 
de los que se han perdido en los laberintos. 
No te resignes a la caricatura del nosotros que el poder ha creado, 
al rostro desfigurado de la verdad. 
Encuentra en medio de tus noches el pincel 
los colores 
y desdibújate. 
Construye un mundo a tu imagen y semejanza 
de migaja en migaja, 
como las hormigas
No temas sentirte vulnerable ni saques banderas blancas 
ante la superioridad de tus miedos. 
Recuerda el antecedente del alba 
las mariposas 
y las flores. 
Busca el agua. 
Siembra tu semilla. 
Enciende la luz.

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