LAS NOCHES MÁS OSCURAS (1-42)

Gerardo Barbera

SIEMPRE A MI LADO

 

1

Ella es la vida misma, sus pasos silenciosos,

el aroma del café, voces de la mañana,

llegan las lluvias del otoño, siempre a mi lado,

"ya está canoso mi novio bello", yo sonrío,

la taza en mis manos, esa mirada especial,

a veces no escucho, solamente le sonrío,

Ella siempre me regaña, ya no están los hijos,

 viven lejos, Ella me quiere, y yo la quiero. 

 

2

 

Desperté mucho más temprano que de costumbre,

eran cerca de las cuatro de la madrugada.

La calle estaba oscura, no se veía ni un alma.

¡Bueno!, yo seguí caminando como si nada,

aunque le tenía miedo al desgraciado perro,

callejero de raza mestiza, desgraciado,

yo sé que se esconde entre los oscuros arbustos,

al cruzar la esquina de la bodega de Ramón.

Dios, cómo pasan los años, ya quedan migajas,

de la vieja bodega del difunto Ramón.

 

3 

 

Cómo pasa el tiempo, Dios, cómo pasa la vida, 

hace pocos meses murió, se quedó dormido,

sin alegrías, sentado en su silla de cuero.

Dios mío, pensar que estudiamos juntos, hace años,

en la escuela del barrio, tantos sueños lejanos,

tanto trabajar, murió pobre, triste y cansado,

nada en la bodega, ni una lata de sardinas.

4

 

Se diluye la vida en las arenas del mar,

pensando en mil soledades,  llegué a la farmacia.

oye, qué suerte, pocas personas en la cola,  

llegué de cuarto, siento esa alegría profunda, 

pero las tristes sorpresas que te da la vida,

bueno, como siempre, a las siete de la mañana,

 llegó el vigilante para darnos los números,

el corazón en mi pecho, la emoción, el susto,

me temblaban todos mis huesos, enmudecí.

 

5

 

Me dieron mi tique, le grité a ese vigilante,

me dijo, que si yo no quería el “ciento cuatro”,

que se lo devolviera—por qué tanta humillación—.

La vejez, la pobreza, son realmente el final,

el mundo militar es muerte absurda, sólo eso.

Llegaron dos camionetas repletas de gente,

comenzaron a colearse, todo en perfecto orden,

civiles, milicianos, líderes comunales,

la revolución de los honestos comandantes,

la felicidad, qué importan esos pobres viejos, 

“ciento cuatro”, no tuve valor para romperlo. 

 

6

 

Se imaginan, quedé de “ciento cuatro” en la cola,

tenía muchas ganas de llorar de vergüenza,

 simplemente hice mi cola, como un viejo más,

de esos que sobran en la vida, una flor común,

un ser tratado como basura, un voto nulo,

este mundo me traiciona, ya nadie me mira,

 soy demasiado viejo para usar esas botas,

para mí no hay revolución, sólo miserias,

las calles no son las misma de ayer, tengo miedo,

se lo llevan todo, como animales hambrientos,

se empujan, gritan, son militares, tengo miedo.

 

7

 

La crema dental sólo alcanzó hasta el ciento dos.

 no miento, el vigilante simplemente gritó,

"ya se terminó la crema, así que a despejar".

Todo había acabado a las diez de la mañana,

el tiempo se detiene, yo trato de entender,

qué ha pasado con mi Patria, siguen empujando,

 la vecina reclama sus sagrados derechos,

algunos ríen, se burlan, la vecina llora. 

  

8

 

No tenía  valor para llegar a mi casa,

así, con las manos vacías,  triste, sin nada,

el agua se detiene sin brillo, apagada. 

A mi edad, anciano, no me da pena llorar,

no puedo más, son lágrimas de un viejo cansado,

a nadie le importa si existo, todos se van,

muere la pobreza indefensa, esos militares,

las flores más altas también se las lleva el viento,

la llovizna empaña mi rostro, quiero dormir.

 

9

 

Cerca de mí, había una señora militante,

de las que habían venido en esas camionetas,

llevaba las cremas dentales en una bolsa,

una idea en mi mente, fácil de adivinar,

tengo que arrancarle esa bolsa, luego a correr.

 

10

 

Les cuento, observé, caminé y cuando estuve cerca,

 le arranqué la bolsa y a correr, por Dios, a mis  años,

  mi último recuerdo fue el puñetazo en el ojo,

 el vigilante me golpeaba, me empujó,

 caí como un muñeco, casi que me desmayo,

mientras la tipa esa me gritaba con rencor,

“viejo ladrón, sin vergüenza, dame acá mi bolsa”.

 

11

 

 Me encerraron en una patrulla policial,

yo estaba avergonzado, un pobre viejo, cansado,

con el ojo morado, dolores en la cara,

derrotado, una tristeza profunda en el alma,

risas y burlas, el payaso de la mañana,

el viejo bufón, sin dignidad, sin libertad,

el agua estancada que se seca lentamente,

qué sentido tiene seguir, mejor es morir.

 

12

 

Abren la puerta, el policía me dejó libre

 Ella estaba muy nerviosa, lloraba en silencio,

me miraba con ternura, véngase mi viejo,

 que se lleven toda la farmacia si eso quieren,

véngase mi novio, en la casa le curo ese ojo.

 

13

 

Los ojos se me aguaron, otra vez a llorar,

en el asiento delantero de la patrulla,

 el reloj que dejó a cambio de mi libertad.

Me tomó de la mano, hablaba, me consentía.

Llegué a mi casa sin crema dental, humillado,

  rostro hinchado, rodillas rotas, pero feliz.  

 

14

 

Tantos años, Ella es el amor, la vida misma,

Ella siempre está conmigo, siempre, como ayer,

y ninguna revolución de sucios ladrones,

la apartará de mi lado, ni siquiera la muerte,

estaremos juntos, como dos novios que se aman.

 

 

MI AMIGO JULIÁN

 

15

 

He vivido rodeado de tantos fantasmas,

escuchando las mismas voces cada mañana,

tan vacías, silenciosas, tristes y lejanas;

como el águila infinita que muere sin alas, 

dormida entre las grietas húmedas del  infierno.

 

16

 

Los rostros del ayer giran sin nombres, sin almas,

como las ánimas delirantes que atormentan,

los pasillos solitarios, las mismas pisadas,

qué está pasando, nada tiene sentido, nada,

dónde está el reloj, el canto de las aves, dónde,

no dicen “buenos días”, caminan sin destinos,

tienen hambre, están solos, nada tiene sentido.

 

17

 

 Estos jóvenes caminan en línea recta;

sin deseos de ser, ni anhelos, mirando el piso, 

comen y comen sin parar, engordan, respiran,

sólo estiran sus días, las horas, los minutos,

se aferran a imágenes de otras dimensiones,

ellos rezan y cantan; pero, les falta el alma,

esa luz en la mirada, vida verdadera,

quieren el título, luego se marcharán, lejos,

donde no le hablen de revolución, se irán lejos.

 

 

18

 

Quienes se queden morirán cansados y solos,

demasiado cansados de respirar, comer,

de mirar sin entender el canto de las aves,

de soñar sin haber vivido en el paraíso,

esa felicidad que les prometieron Ellos,

 nunca sabrán que la Revolución fue un engaño,

la venganza de un viejo que murió en su reinado,

lo enterraron con sus tabacos, su gorra verde,

tal vez, alguna universidad llevará su nombre,

las aves no cantan, y todos miran el piso.

 

19

 

La muerte oscura se llevó al viejo emperador,

murió rodeado de enfermedades mentales,

tocando con su locura las olas del mar,

gritando el nombre de viejos camaradas muertos,

los que se hundieron en el infierno del olvido,

los gusanos hambrientos comerán lentamente,

las botas que humillaron, las manos asesinas,

tristes fotos colgadas en oficinas grises,

un dictador fumador de tabacos ha muerto.

 

20

 

La Revolución empuja a los pobres al abismo,

 regalan camisas rojas, les roban el alma,

la silueta de ojos negros en el corazón,

la voz de un muerto que busca los votos del pueblo,

que viva el Comandante eterno, que viva el muerto,

lloran los líderes, prometen justicia eterna,

besan a las viejitas, besan niños del barrio,

líderes valientes, hasta la victoria siempre,

se despiden, poder popular, un niño llora,

la señora tiene mucha hambre, llega la noche,

un borracho en el piso, se fueron, como siempre.

  

21

  

Ofrecieron panteones a sus Generales,

soles y estrellas adornan bellos uniformes,

los soldados  felices con el deber cumplido,

 casacas rojas, sus flores rojas, son felices,

gobiernan los uniformados de la Patria,

lo dirigen todo, son los nuevos salvadores,

las hormigas obedecen, cargan flores secas,

las hormigas no piensan, son perfectas, soldados,

un poco de comida y se alegran las hormigas,

todas a dormir en perfecto orden, obedecen.

 

22

 

Sus líderes de siempre disfrutan en sus yates,

mientras el Pueblo se queda haciendo largas colas,

mendigando un poco de harina de maíz blanco,

 leche en polvo, jabón de baño, aceite, azúcar,

mendigando lo que antes sobraba en cada casa,

toda la noche, tristes, ansiosos, mendigando,

la lluvia nocturna, el silencio, llegan Ellos,

un número en cada brazo, una estrella amarilla,

perfecto orden, el soldado nos mira, silencio,

caminamos en fila, perfecto orden, nos mira.

 

23

 

Recuerdo las clases de un profesor de conciencia,

de esos justos que pensaban liberar al pueblo,

ustedes saben, concientizándolos con letras,

con los viejos conceptos comunistas de Marx,

proletariados del mundo, la lucha de clases,

 capitalismo malvado, comunismo bueno,

las espinas en cada frase, la libertar,

nunca nos habló de la esclavitud verdadera,

de muertos que nunca hablarán, huesos enterrados,

nunca dirán la verdad, el marxismo es la muerte.

  

24

 

Todos esos profesores se creían profetas,

tal vez ellos eran sinceros, un mundo plano,

 pensaban que con un poco de socialismo rojo,

la sociedad daría un salto cualitativo,

la felicidad llegaría a los barrios pobres,

libertad de conciencia, libertad del espíritu,

jardines con flores, un canto hermoso de amor,

 maldición de los farsantes cubre nuestro cielo,

libros amarillentos, cenizas, nos mintieron. 

 

25

 

Viejos mentirosos, nunca sopló el viento azul,

deberían estar con el pueblo haciendo cola,

bajo este amargo sol de casi cuarenta grados,

sin la guitarra, ni cantos revolucionarios,

 respirar el fracaso de sus banderas rojas,

ya no bailan al ritmo de  tambores alegres,

sólo pétalos secos, cantos de aves que mueren,

venderé esos libros, tal vez pueda comprar algo,

hace tiempo que no bebo café, nos mintieron.

 

26

 

Si el profesor Julián estuviese aquí conmigo,

ya es tarde, Julián se fue hace poco, se fue triste,

el pobre hablaba solo, la mirada perdida,

tratando de encontrar esos rostros populares,

de los que tanto nos habló, ese pueblo elegido,

la Revolución llegaría como la lluvia,

agua fresca, renovación de esperanzas nuevas,

el Nuevo Milenio, la Jerusalén eterna,

felicidad de los humildes…, ya hablaba solo,

mi amigo Julián, murió triste, ya hablaba solo. 

 

27

 

¡Ojalá estuvieses aquí, mi  querido amigo!

¿sabes?, aquí está el Pueblo, y yo estoy con ellos,

sí, aquí mismo, en la misma cola, frente al destino,

tratando de encontrar un pote de leche en polvo,

 la dignidad del alma humana, sólo mentiras,

el dolor es un río ajeno, el ave que muere, 

silencios ocultos, somos las piedras que sobran,

no crecen flores en las montañas, flores secas,

las botas dejan profundas huellas en la arena,

dos perros luchan por un pedazo de basura,

una  señora llora, robaron su dinero,

todos miran a los perros, a nadie le importa. 

 

28

 

Respiro rodeado de esos rostros humanos,

el rostro humano del Pueblo está casi deforme,

todo es absurdo, sin definiciones exactas,

sin esencias antropológicas, ni mágicas,

dos soldados guardan una caja, nada pasa,

la señora deja de llorar, ya nada importa,

guardan otra caja, hace demasiado calor,

 tal vez llueva, guardan otra caja, nada importa.

 

29 

No veo esa la luz dorada al final del túnel,

estoy cansado, quiero irme a casa, descansar,

 dormir, soñar, despertar  en medio de la nada,

 no quiero escuchar  discursos revolucionarios,

ya basta de pesadillas, la cola no avanza,

algo pasa, ese coleado, sáquenlo, fuera,

yo también grito, aunque no sé lo que está pasando,

llega una patrulla, botas, uniformes verdes,

los gritos se apagan, llegan voces militares,

tristeza en cada rostro, llegó la Revolución.

 

30

 

Lluvia de  bombas lacrimógenas, todos corren,

la cola  ha terminado, mañana volveré,

trataré de llegar una hora más temprano,

 volveré, no me van a colear,  lo juro.

 

LA GENTE EL LA PLAZA

 

31

La Revolución roja es la muerte del vencido,

los débiles siempre morirán en la basura,

la pobreza les nutre, les permite vivir,

el líder se siente feliz, libre de pecados,

visita los pueblos y llora junto al pobre,

quema la ropa, se baña, se acuesta contento,

el líder revolucionario es un elegido,

sus botas, su uniforme, su marxismo, mentiras,

él vive en su mansión,  toma vino, su marxismo. 

32

El viejo Agustín se sienta en el banco de siempre,

todavía luce su eterna franela roja,

la que tiene los ojos negros del Comandante,

él ha sido un revolucionario desde joven,

esa herida en el hombro la recibió en el monte,

las mismas historias de cuando conoció a Castro,

conoce a muchos camaradas de la guerrilla,

le salvó la vida a varios de esos diputados,

era un guerrillero valiente, revolucionario,

está triste, apagado, olvidado en esta plaza,

camina lento,  se ha vuelto viejo el camarada.   

33 

El viejo caballo de guerra, el Gran Gavilán,  

siempre habla de lo mismo, la demencia del tiempo,

llegan las aguas del otoño, las aves mueren,

la soledad del fracaso, amigos que no existen,

los libros rojos del proletariado, locuras, 

los héroes rojos encerrados en los templos,

los militares traidores que nunca lucharon,

 libro sagrado, firmado por el Comandante,

serás diputado, Agustín, también le mintieron.

34

El viejo es el rostro sin dioses, sin ilusiones,

las luces apagadas, oscuridad, silencio,

la plaza es su verdadero mundo socialista,

su mente superior encierra muchos secretos,

la verdadera historia de los ovnis perdidos,

burgueses ignorantes, llegó la libertad,

lo dicen sus libros, los verdaderos maestros,

qué viva el Che, la botella de ron en sus manos,

la revolución ha llegado, viejo borracho.   

35

No se calman los huracanes en su memoria,

los campesinos asesinados, la guerrilla,

los secuestros, los robos, los muertos olvidados,

la narco-revolución, los hermanos cubanos,

vuelven cada noche, allí, debajo de la cama,

asesinos de campesinos, ladrones, narcos,

ahora viven como reyes bebiendo vino,

contando mentiras, nunca hubo revolución.

36

Ya no tiene el fusil entre sus manos, pobre viejo,

nunca leyó algún libro de Marx, no tuvo tiempo,

pero habla de socialismo como los profetas,

miserables capitalistas, explotadores,

esos curas ignorantes, son imperialistas,

llegará el apocalipsis de la burguesía,

final del sufrimiento del pueblo, libertad,

 el viejo guerrillero, Gran Gavilán, se muere,

cerca está el cementerio, los muertos olvidados. 

37

El río se enfrenta al mar, y el tiempo siempre llega,

las canciones de los rostros con barbas oscuras,

 guarda muchas fotos junto a viejos camaradas,

después de la botella de ron, habla con ellos,

se burlan de los tantos ignorantes, los pobres,

la gente no sabe nada de la revolución,

Agustín espera la llegada de corceles,

los jinetes rojos de la tierra prometida,

no quiere morir pobre, olvidado, como el pueblo.

38

La soledad le ha robado la vida, se va,

pronto sus huesos serán cenizas olvidadas,

no brindarán camaradas en el funeral,

tal vez, varias señoras rezarán un rosario,

una fosa común, un borracho más, un cualquiera,

los líderes seguirán en sus yates dorados,

Agustín lo sabe, todo fue una burla gris,

el discurso sobre los cadáveres del pueblo,

los campesinos de ayer, las víctimas de siempre.

39

La plaza es tan frágil como su mundo de fuego,

las mujeres no tienen rostros, son como el viento,

las manos del viejos se deterioran, se va,

pero no irá lejos, ya no quedan aventuras,

la vejez es la negación de la vida eterna,

la revolución no tiene alma, sólo materia,

el viejo estorba, como ramas secas, lo sabe,

caen las hojas amarillas, las tardes grises,

no existe luz al final de túneles oscuros,

nunca hubo batallas, borracheras de asesinos.

 

40

La plaza es el universo fugaz en su mente,

los vestidos de verde son revolucionarios,

nada tiene sentido, la muertes, ni secuestros,

las tumbas viejas al otro lado del camino,

los mismos cuervos en las copas de las palmeras,

las balas que lo defienden, suena el campanario,

o las balas que lo matan, sangre de inocentes,

la tristeza del otoño, sueños que se alejan.

41 

Las aguas se tornan lentas, se acerca el final,

Agustín entra a su triste casa de cartón,

nadie le espera, libros rojos nunca leídos,

 sabiduría revolucionaria, panfletos,

discursos repetidos, demasiada basura,

dictadores eternos, poder, placer, dinero,

viven en burbujas de oro, corona de reyes,

sentados en sus tronos, nuevos emperadores,

gusanos amarillos debajo de la cama,

ya nada importa, qué viva la revolución.

 

42

La brisa temprana del otoño, todo es gris,

pronto habrán nuevas elecciones, y vendrán,

tal vez, llegue al pueblo algún amigo, camarada,

sí, se abrazarán, y tomarán vino, como antes,

ah, todos en este pueblo escucharán historias,

qué viva el viejo Agustín, el revolucionario,

mostrará a todos su libro firmado de rojo,

se irá con ellos al palacio, ya lo verán,

sentado en una mesa grande, redonda, inmensa,

el ministro Agustín, no regresará jamás,

se acaba la botella de ron, sueños, delirios,

amanece, Agustín llega a la plaza, se sienta,

ya están rotos los libros rojos, nadie vendrá.

  

 

 

 

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Comentarios3

  • Edel Vicente González Pérez

    "Y los poetas angustiados distraen los ojos del hermoso cielo y los ponen en las llagas de los humanos"José Martí.
    Hermoso poema devenido en grito de denuncia. Mi admiración por sus letras. Un saludo cordial,
    Edel

  • Gerardo Barbera

    COMPLETO DEL 1 - 30

  • Gerardo Barbera

    COMPLETO DEL 1 - 42



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