NO ME QUEJO (estrofas) y otros argumentos

Jorge Horacio Richino


AVISO DE AUSENCIA DE Jorge Horacio Richino
"Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos, que el viento sople siempre a tus espaldas, que el sol brille cálido sobre tu cara, que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos y, hasta tanto volvamos a encontrarnos, que Dios te guarde en la palma de su mano".


 

 

El siguiente escrito está relacionado con un pensamiento que tuve hoy por la mañana al despertar, por el cual recordé a un deportista argentino, llamado Oscar Natalio “Ringo” Bonavena, quien en su carrera profesional llegó a pelear. el 7 de diciembre de 1970, por el título de su categoría, con el entonces campeón mundial de los pesos pesados “Muhammad Alí” (antes Casssius Clay).

Bonavena era un porteño simple, amante de la familia y de su querida viejita “Doña Dominga” y principalmente muy fanático de los ravioles que solía comer en el almuerzo de una mesa familiar, los días domingo, y que por supuesto estaban amasados por su madre.

“Ringo” -apodo que se utilizaba para llamarlo- era un muchacho de clase media, tirando a humilde, que asimiló con rapidez las enseñanzas que le dio la calle y se convirtió desde muy joven en un  personaje famoso con destaque en el pugilato, y que agregó a sus experiencias, una visión particular del mundo que lo rodeaba que casi lo situó a la altura de ser considerado un cuasi filósofo de la vida.

Entre sus frases sorprendentes, que fueron muchas, voy a destacar las que vinieron a mi mente por la mañana:

 

---*La experiencia es un peine que te lo dan cuando te quedas pelado*

 

---*Uno, como boxeador; tiene representante o mánager, masajista que entona y ablanda el cuerpo, también recibe consejos de su promotor, y seguramente alguno se lleva más dinero que el propio boxeador; pero lo cierto es que cuando suena la campana, a uno le sacan el banquito y se queda sólo*.

 

Y para que conozcan más la simpleza de este personaje, a comienzo de esta edición les he dejado un vídeo de los momentos en que se dedicó a cantar, seguramente tentado por algún representante que con el afán de hacer algún dinero se lo sugirió, en base a su alto grado de popularidad que entonces estaba en la cima.

El 22 de mayo de 1976, Ringo, fue asesinado por Ross Brymer, un guardaespaldas del famoso burdel Mustang Ranch. Su asesinato se produjo en el marco de un conflicto con el mafioso Joe Conforte, un siciliano dueño del mencionado sitio (prostíbulo y casino en Reno, Nevada- EE.UU).

Oscar Bonavena recibió un disparo de escopeta en el pecho.

Brymer cumplió una condena de 15 meses en prisión por asesinar a Ringo, pena que finalmente le fue conmutada por la de homicidio involuntario, aunque un testigo indicó haber presenciado esa noche el crimen intencional. El cuerpo de Bonavena fue velado el 29 de mayo de ese mismo año en el estadio Luna Park, donde fue despedido por una concurrencia de 150.000 personas.

 

Reflexión

 

No hay experiencia que valga para afrontar la vida. Lo dice alguien que lleva muchos abriles encima.

Hacemos lo que podemos y así nos enredamos en su juego y la vamos caminando –en la medida que se nos permita— y sin duda alguna, muchas cosas quedarán en el camino. 

No se puede, a través de su curso, cumplir con todo; y hay momentos en que, sin quererlo o sin darnos cuenta, echamos al olvido hacer cosas que hubiesen sido muy importantes. Pero cuando nos percatamos, ya se pasó el tiempo y ellas se no habrán escapado de las manos.

No pretendo con esto enseñar nada a nadie, pues aquí hay mucha gente mayor que bien sabe del tema por sus propias experiencias, pero al menos que sirva como un recordatorio.

 

Les dejo entonces un sencillo poema para coronar este artículo:

 

 

NO ME QUEJO

 

Es la vida una carrera

cuyo camino es complejo.

Igualmente no me quejo

si alguna vez me he caído,

ya que lo más importante

es seguir estando vivo.

 

Y así por oculta gracia

de aquel que bien nos bendice

seguirán las cicatrices

... mas lo importante es curarlas;

y llevarlas como emblema

en lugar de lamentarlas.

 

Y como no hay otra cosa

le pediremos al cielo,

que venga de allí el consuelo

para seguir dando guerra;

pues no conocemos cielo

pero si mucho a esta Tierra.

 

 

 

 

Jorge Horacio Richino

Copyright.

 

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