De "Canto en el Rocío"

Pablo Veliz Bacigalupo

Verte

 

En la tibieza del zaguán,

leyendo

a Kierkegaard,

arrellanada

 

 

Retrato de amor

 

Cuando sé que vendrás,

es un querer que vengas,

para verte, en verdad,

mas, cuánto quisiera

que ese momento no llegase jamás,

porque tu llegada

será el inicio de tu partida

 

 

Lo que llamamos amor

 

Nosotros que amamos el sentido

vemos en lo rojo de la rosa

la unión febril de los amantes,

pero esta es una rosa,

solo eso y nada más.

 

Basta probar uno de sus pétalos,

entendiendo que es rosa y no otra cosa,

y se siente el sabor entre dulce y amargo,

y me pregunto: no es, acaso, así, el amor.

 

 

¡Qué pensar!

 

Pienso en ella, es verdad,

o creo que mi pensamiento piensa en ella.

Incluso, no siendo así, lo importante es que estas son letras,

letras que, acaso, no lea, o, que, simplemente,

lea en ausencia mía, como si yo no existiera,

o fuera que ella pensara en quien verdaderamente ama

al leerlas, y, jamás, en quien las escribió.

 

 

Espiral

 

Cuando ya sé que tu distancia y la mía

es como la espiral de los caracoles,

tan incierta, dolorosa,

y cercana en breves segundos,

es que pienso

                    he aprendido a amar.

 

Volantín

 

Como un niño que va

tras el hilo del volantín

que ya no le pertenece,

así, yo corrí

para tomar

tu amor.

 

Locución del hijo menor

 

Madre, si tú la conocieras, Madre bella,

a la más amada, la luz de sus diademas,

el soplo emanando del olivo, es Minerva.

Madre, si tú la conocieras, Madre bella.

 

Porta delicadeza y dulzura de Helena.

Madre, Madre, si fuera como una sirena,

que habitara en los mares de la celeste Eva.

El baluarte, Madre, de la poesía, es Ella.

 

Sí, sí, si es como una cercanía serena,

Madre, sí tiene forma de cisne, de estela.

Es tanto o más hermosa que una estrella.

Madre, si conocieras, Madre, su belleza.

 

Habita la Virgen en tus campos de fresas,

en tus oraciones de Madre, de Madre bella.

Ora porque la vida fluya imperecedera.

Si conocieras, Madre, sus Ojos de Cera.

 

Madre, Madre, el sano primor de su presencia.

¿Adónde irá a dar esta gloria, Madre bella?

Madre, Madre, sí, sí, si tú la conocieras.

Sí, así es…, si tú, si tú la conocieras.

 

 

Mujer de los siete cielos

 

Ya no sé cómo llamarte,

ya no sé.

Isis, la gran Diosa Madre,

o la bárbara curva inaccesible,

morada de la aurora.

¡Oh! amiga invisible…

Ya no sé, ya no sé,

cómo llamarte.

  • Autor: Pablo Veliz Bacigalupo (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de agosto de 2020 a las 21:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 38
  • Usuario favorito de este poema: bonifacio.
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Comentarios1

  • bonifacio

    Bellísimo en todo.Si realmente la conociera tu madre ,diría lo mismo.
    Boni



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