La mujer de los arreboles

jorge enrique mantilla

La mujer de los arreboles

 

Sentado en una banca, contemplando el bello atardecer

Del verano intenso del horizonte, el ocaso quiere esconder

De arreboles, de intensos colores, el cielo se deja sorprender

Una figura hermosa de mujer, atraviesa el umbral y me hace estremecer

Se sienta en una banca lejana y su figura parece desvanecer

Quisiera que el tiempo se detuviera, pero empieza a oscurecer

Deja al descubierto sus largas piernas, mi alma parece desfallecer

Una brisa agradable empieza a soplar y la llama del pabilo a encender

Su cabellera juguetona, de sus manos en trenzas, me hace distraer

Una neblina densa invade su banca y su cuerpo a desaparecer

Me invade un escalofrío, quisiera correr o perderme y fallecer

 

Regreso nervioso, cabizbajo y meditabundo y me encierro en la habitación

Los latidos aceleran, el cuerpo se agita, se quiere parar el corazón

Miro por la ventana, la banca está vacía, escucho voces en mi imaginación

La figura de ésta esbelta mujer que se desvanece, me llena de miedos y confusión

Su mirada se clavó en el alma y me llena de caos y desesperación

La cama empieza a calentarse y las cobijas son mi única salvación

 

Quisiera permanecer despierto, hasta el amanecer con sus bellos albores

Que la noche pase rauda y sombría y aleje mis miedos y temores

No sé si su figura es real o me cautivó sus resplandores encantadores

Parezco agotado, lleno de calores, que escurren cantidades de sudores

 

Recorro su banca, desde donde se aprecian los arreboles resplandecientes e inolvidables

Allí ha quedado impregnado, su olor, su fragancia y sus perfúmenos agradables

Su cartera, sus zapatillas, su vestido almidonado, su bufanda, todo impecable

Miro alrededor, la soledad invade la estancia y en la otra banca está desnuda y vulnerable

Recogida y dormida, parecía un ángel de cuentos de hadas inimaginables

 

Me acerco despacio sin hacer ruido y aprecio su bello cuerpo hermoso

No sé si estoy dormido o despierto, pero todo esto es maravilloso

No sé si despertarla o hablarle o susurrarle, estoy nervioso y tembloroso

Mi corazón se acelera, verla desnuda, el silencio es angustioso

Nuevamente una neblina oscura y densa nos cubre y todo se torna espantoso y misterioso

Quedo asustado, pálido, me invade un pánico temeroso

La neblina lentamente se esparce, la mujer ha desaparecido, todo es asombroso

Un aire frío carcome mis entrañas, de gritos angustiosos tenebrosos

 

Regreso asustado a la habitación, tembloroso y meditabundo

La puerta está abierta y salen perfúmenos de flores de olores profundos

Atravieso el lintel y la puerta se cierra, de sonido estridente bruscamente

Nuevamente la neblina cubre la cama, en forma densa y lentamente

Y aparece allí divina y desnuda, la mujer de la banca hermosamente

Su cuerpo resplandeciente de volcanes y selva, de lujurias como la serpiente que anida ardientemente

Sus labios sensuales y carnales se muerden apasionadamente

Sus piernas se abren y me llama, que la posea con ardor y violentamente

 

Me tira con sus largas manos a su cuerpo, llena de sus temibles intensiones

Se retuerce de placer, clamando más ardores de sus emociones

Me deja allí postrado y agonizando, sin dar mayores explicaciones

Nuevamente esa neblina densa, se lleva a la mujer de mis imaginaciones

Me arrastra consigo a la banca, la pasión de mis preocupaciones

Y los arreboles de colores se llevaron mi alma, colmada de ilusiones

Mi cuerpo moribundo y agonizante, quedó allí tirado en la banca, sin emociones, pálido e inerte, sin respiraciones.

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga agosto 09-2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Autor: Joreman (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de agosto de 2020 a las 18:59
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 34
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Comentarios1

  • Lucy Quaglia

    Hermoso, una se transforma y trasplanta a la banca y a la cama, es trasfigurante donde se puede encontrar la razón y la pasión sin rebusques.



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