**~Novela Corta - La Impecable - Parte VI~**

Zoraya M. Rodríguez

Cuando ella, Lioda, se sintió muy triste, pues, el Señor Pablo, comenzó a hostigarla, a golpearla de la peor forma en que su imperio cayó como un templo sin cabeza, sin lo impecable como era ella. Cuando su manera de escribir se debilitó, disminuyó la intensidad de su velocidad y hasta cayó en una terrible depresión, cuando su forma cayó en la peor forma sin ser asequible. Cuando en el delirio se intensificó más y más, cuando en el desafío se creyó en la forma más irremediable cuando en la inquietud se llenó de ansiosa ansiedad. Cuando en el mañana corrió como una mentira en que sólo el tiempo, cayó como el haber sido tan irreal. Y Lioda, no lo supo, que el Señor Pablo, llegaría así, de inestable y con un dolor tan profundo, se debió de entregar el desafío tan inconcluso en saber que la pesadilla se había ver venir yá. Cuando en sus ojos se debió en creer que el destino fue como el hechizo más real como lo pedido de un solo desafío, cuando en el alma se debió de sentir y de percibir el momento, tan recio y tosco, como el mismo instante, cuando Lioda, sólo quiso ver y beber de sus propias lágrimas. Cuando en el combate de ir y de venir, quedó como un mal desliz, lo que eran ellos dos, como el Señor Pablo y Lioda, su amante. Si era ella la secretaria más eficiente, más real, y más, impecable siendo la más veloz con el teclado. Si en aquel instante cayó en mala redención y en un pecado tan normal, por desafiar la voluntad de Dios. Sí, si era la amante sin amor, sin Dios, ni pasiones ni ardientes ni frías. Cuando Lioda, en su interior desde su alma sin luz, se llenó de una mala sonrisa, una tristeza desde sus adentros, cuando en el cielo se dió lo más vertiginoso, de un mal desastre entre el Señor Pablo y ella, Lioda. Cuando en el frío interior se debatió una sola espera, de esperar por el delirio sintiendo el desafío de encontrar una salida sin un abismo entero. Cuando en el aire se dió una manera de ver el cielo de tormenta, pero, sintiendo un sólo tiempo en frío y en un invierno total. Si él, el Señor Pablo, la maltrataba y la hostigaba profesionalmente, pues, su delirio en ver el desafío se tornó inseguro, pero, tan inestable como el mismo horizonte, tan frío como la manera de ver el cielo en fría tempestad. Cuando en el tiempo, sólo en el mismo tiempo, se dió lo más pernicioso de un sólo deseo, una manera de atraer el vil instante en que se amó intensamente. Cuando se adoró el amor y la pasión, en aquel apartamento del idilio más indeleble. Cuando en el ocaso se vió como el flavo color, cuando en el cielo se tornó como la esperanza de una cruel y más terrible tempestad. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, cuando en el ocaso, se dió lo más hermoso del cielo, pero, cayó como cae una piedra al fondo del mar. Y si se dió el destino frío, cuando en la manera de ver la cruel tempestad se vió reflejado el mismo tiempo. Si se dió el hálito frío en unos labios que antes habían amado tanto y por tanto, cuando en el destino se enfrío de álgido instante cuando en el doble del interior, se dió como una verdad tan impoluta como la mentira más cruel. Cuando Lioda, era golpeada, era arrebatada del instinto lleno de amor y del calor del sol. Cuando en el hostigamiento se dió lo que más se amó en el alma, cuando en el dolor se sintió como la misma fuerza en obtener la misma incógnita desafiante. Cuando en el desenfreno se entristeció como lo más indeleble, como el más cálido instante, cuando en el instante se dió lo que más pudo en ser como el sufrimiento y el frío amor. Lioda, así se sintió, como el suave delirio delirante tan suave como la manera de ver el cielo y de saber en la manera de una triste osadía. En saber discernir en la manera de creer en el mágico desierto, cuando dejó a un lado la alegre calma como a un alma llena de luz. Cuando al final del tiempo, sólo el frío se dió como el cielo o como el hielo tan gélido como en la misma piel el desamar. Y Lioda, lo sabía que era débil como la flor marchita, o como el mismo cielo o como el hielo, en la misma mala sensación de palpar el mal deseo por haber amado a ése hombre. 

 

Continuará…………………………………………………………………………………...                                 

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de agosto de 2020 a las 00:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 40
  • Usuario favorito de este poema: Ellie Woonlon.
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