**~Novela Corta - La Impecable - Parte V~**

Zoraya M. Rodríguez

En otro día, se vió el deseo de sentir lo suave del tiempo, el amor en el corazón y en el tiempo sin horas pertinentes, al amor del Señor Pablo. Cuando Lioda, se vió aferrada al tiempo y a la lluvia sin un sol, como un tiempo sin precedentes. Se vió en un sólo desastre, en un sólo desafío y un tiempo sin sol. Cuando bajaron por su rostro las gotas de lágrimas frías, y desoladas, temerosas y densas, fue cuando el tiempo, sólo en el tiempo soslayó en una manera de ver el cielo de tormenta de lluvia con sus lágrimas reflejadas en cada espejo del aquel apartamento. Cuando en el suburbio de la tristeza se había identificado en un sólo deleite, de atiborrar el frío en cada gota del corazón enamorado, pero, tan frustrado. Cuando en el ocaso se vió llegar la noche, aquella noche en que volvió se Señor Pablo al apartamento. Si en el ocaso se enfrío su manera de ver la vida, la buena o mala suerte que le depara el mismo tiempo, cuando en el amor se hechizó su manera total de sentir el silencio, y de creer en aquel amor tan impetuoso que quedó maltrecho entre el frío y el álgido viento que soplaba por la ventana de su habitación. Y ella, sólo Lioda, sólo le faltó un dolor tan inmenso como el haber sido torturada por el Señor Pablo, sin haber tocado ni un sólo pelo. Sólo la hizo sentir mal, y siendo la amante sin posibilidad de tener derecho alguno, sólo que tenía los únicos derechos de sobrevivir en un sólo mundo, el cual, tendría que ser acusado o tener que tentar la manera de sentir lo peligroso del destino y lo impetuoso del pernicioso instante. Cuando en el ocaso opacó su manera de atraer la forma más cruel de percibir el instante en que cada cual tenía yá su lugar para estar y permanecer. Cuando en el lugar se vió lejana la mala situación de creer en el desierto crudo de ver en la vida, una mala suerte o un desenlace nefasto como aquel tiempo en que el silbido de su boca la hizo ver el cielo de tormenta más fría que el mismo hielo. Cuando ella, Lioda, se fue por el tiempo, pues, casi se vió en el frío corazón de creer en el amor pasajero sin importar sus consecuencias más frías y más temibles en el alma sin la luz que emanaba del mismo tiempo. Cuando en el mañana se vió aferrada en el corazón del Señor Pablo, buscando en el tiempo, un ocaso frío, y un tiempo sin destino, pues, su manera de amar la llevó lejos hacia el mismo horizonte donde miraba desde aquella ventana. Cuando en el tiempo se dió como la misma forma de ver el cielo como una cruel tormenta, de ver el cielo como una osadía que por el día se dió el más frívolo y friolero del aquel invierno. Si cuando se marchó hacia la oficina, ella quedó sola y devastada y con unas caricias que le durarán toda la vida, pues, el tiempo, sólo en el tiempo, sólo se dió lo más cruel de un sólo evento y fue hacer el amor sin ganas ni amor, como aquella noche fría y tan silenciosa, en que el Señor Pablo la tomó por la fuerza y la hizo suya. Desafiando en la manera de creer en el combate de ver el cielo de gris, pues, su forma de amar, sólo la dejó en sucumbir un sólo desierto. Cuando en el ámbito profesional perdió y ganó lo que debía de perder y ganar, si era una sola labor, en la cual, nunca debió de hallar, pues, el Señor Pablo, se tornó seco, distante, y con ínfulas de perder su negocio. Cuando en el paraíso se dió lo más frío del ocaso inerte, cuando en el momento se dió una lluvia fría y con demasiado poder de electrizar a la piel misma de sensaciones nuevas. Fingiendo el amor, así estuvo por casi tres meses, los meses en que obtuvo un mal desenlace, un final tormentoso y una huida tan feliz como la misma lluvia en que casi quedó en derredor el propio dolor en la misma alma. Y fría e inerte y tan friolera como el mismo cielo en invierno, y por tanto frío invernal, cuando en el alba se dió lo que más la fría voluntad quiso. Cuando en el corazón se dió lo que más fuego dió la mirada de ella con la fuerza en furia de su propio coraje en salir hacia delante, la impecable, la secretaria más impecable de la historia en la juguetería. Cuando en el instante se vió interesante, pero, más temible que una película de terror. Cuando vió el horror acercarse cuando en la mañana comenzó en delirar el momento más peor de su pobre y de su corta vida, el mal comportamiento del Señor Pablo. Cuando llegó a la oficina se notó todo como de principio con un final tan impetuoso como tan triste. Cuando su fuerza de la impecable, se tornó débil e insegura y tan silenciosa, herida y sin Dios, pues, él, el Señor Pablo, sólo se debió de creer en el soberbio instante de no saber nada, de qué le ocurrió al Señor Pablo en el extranjero y que volviera de ese mal ánimo y mal estado emocional. Cuando Lioda, sintió lo que en el instante se sintió sola y tan solitaria.    



Continuará………………………………………………………………………………………..

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de agosto de 2020 a las 00:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 33
  • Usuario favorito de este poema: Ellie Woonlon.
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