**~Novela Corta - La Impecable - Parte III~**

Zoraya M. Rodríguez

La esposa del Señor Pablo, ingenua de todo y de todos los pormenores sucedido entre ellos dos, le dicta las misivas de las cartas comerciales para que ella redacte y sí, que era la más impecable en el teclado. Lioda, vá en busca de su sitial, no, como esposa del Señor Pablo, sino como la secretaria impecable, decidida y muy responsable con su labor. Cuando en el silencio por voz, quedaron en un silencio atroz, irremediable e insolente. Cuando entre aquella oficina se debió de creer en el amor puro e inocente que le tenían ambas a un sólo hombre, al Señor Pablo. Cuando en el alma se debió de creer que en la oficina, la luz que emanaba de ellas era la misma. Cuando en el aire sopló como sopla a un cometa. Y quiso confesar aquello que la hería a muerte, en ser la única amante del Señor Pablo. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, perfiló una luz que descendía de ella, pues, el amor las amarraba a las dos. Cuando en la oficina, sólo se dió una alta confianza entre labores de secretaría y ser la dueña de la oficina de la juguetería, cuando era ella, la mano derecha y ambidextra también. Cuando en la manera de sentir y de observar por amar al mismo hombre, se debió de creer que el corazón se enamoró. Y la esposa del Señor Pablo, quedó a la disposición de ella, de Lioda, cuando con el temple, se debió de creer en la buena posición que se merecía su labor, pero, sus actos no se merecía que la señora del Señor Pablo, se rindiera ante ella, sí, a su labor, pero, no a ella. Cuando los celos renacieron, pues, la señora era la señora y ella, nada más que la amante del Señor Pablo. Cuando en el desaire sólo se llevó a cabo y al fin y la cabo, un mal desenlace. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, sólo se dió un mal terminar, cuando en el ocaso se vió llegar la noche y con ella el trasnoche de una piel en sonámbulo. Y deambular por el apartamento con temor fue el horror de un tiempo en que sólo el temor fue preámbulo a una total ansiedad y de renacer en el tiempo. Cuando el tiempo, sólo el tiempo, fue sólo un desastre de ver el cielo, de gris y no de azul y con blancas nubes como su propia piel. Cuando en su piel, se volvió y se tornó más y más, como el sólo tiempo, cuando en el soslayo quedó a la mala intemperie. Y el Señor Pablo sin volver y sin poder comunicarse con ella, pues, ella, era sólo la amante y no le quedaba muy bien en serlo. Cuando en el rumbo, sólo ella, quiso en ser fuerte, pero, la débil situación le ganó a ella con el tiempo, y con el rumbo en total derrumbe. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, sólo el sol, la vió como un torrente de pasiones llenas y de luz en el tiempo y en el ocaso. Cuando en el ingrato porvenir se dió como el mismo sol. Cuando en el ocaso se vió como un temor y una ansiosa ansiedad de tener en el combate una lluvia tan eterna como el mismo cielo. Cuando en el vaivén de las olas, se vió venir la cruel osadía de tener el mar como aliado y no como un mar prohibido dónde ahogar sus penas y sufrimiento. Cuando en aquel apartamento, se vió el desenlace tan vil de cómo percibir el terror y el incierto porvenir de creer en el amor a ciegas y en el vil tormento de creer en el pasaje de morir junto al miedo y al terror. Se vió la crueldad, la vil y adyacente penuria de ver el cielo con ímpetu de creer en el sol en el mismo cielo, pero, no, era demasiado tarde el que ella, Lioda, vé a su miedo venir y llegar de temores inciertos. Cuando en el momento se vió como todo temor incierto, de un triste porvenir. Cuando en la eterna ilusión se tornó insegura e inestable, cuando ella, Lioda pensó, en una eterna decepción. Cuando ella, Lioda, se fue por el rumbo incierto de imaginar yá su vida sin suerte, pues, el Señor Pablo no regresaba de su viaje de negocios. Cuando ella, Lioda, quiso desamar, pues, yá, no pudo sentir lo mismo, al contrario se sintió desnuda, y sin Dios. Y sin poder amar, sólo quiso desamar lo que triunfó más, cuando en el adiós, se volvió temeroso y ansioso y sin un amor de esos en que sólo ella, Lioda, pudo saber y sentir. Cuando en la mañana quiso leer la carta de despedida del Señor Pablo, cuando en los recelos, se tornó áspera como la piel en decadencia, como la vejez le pudo caer encima. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, sólo se debió de atemorizar de espantos y de ansiedad en la noche oscura. Cuando en esa mañana quiso leer aquello que desconoce, pues, en el tiempo, sólo en el tiempo, sólo marcó una mala trascendencia en saber que el ocaso llegaría al fin y al cabo. Cuando en el fin, sólo se vió aferrado al destino infructuoso, en querer amar lo que conlleva una sutil atracción. Cuando en el aire, sólo en el aire, terminó de ver el cielo. Cuando en el universo se vió el aire frío y dentro de la piel más y más. Cuando en el delirio socavó muy dentro la llave inoxidable del corazón roto y en pedazos el alma. Cuando sólo quiso ver el cielo, pero, sólo vió el infierno, o el invierno frío, tan frío, como el alma sin luz, sin una seria conmiseración, sin una debida oscura soledad, que era lo que le esperaba sin el Señor Pablo. Y era ella, Lioda, la que perpetra una sola soledad, cuando en el ocaso frío se dió lo que le esperaba. Cuando en la vida, sólo en la vida, se vió un altercado frío entre la espera de ser más amada que desamada, pero, ella Lioda, sólo le quedaba pensar en su propio camino o en su propio destino. Cuando en el infierno, cuando llegó a caer, sólo le atrajo el mal final de una relación tan inestable como ser la amante del Señor Pablo. Y quiso abrir esa carta, pero, sólo fue lo peor, lo más funesto del camino, y lo más irreal de un mal e ingrato tiempo, en que sólo el tiempo, fue como aliado y testigo de su amor amante de una relación infiel e inestable como la de ellos dos. Y ella, escribe más y más, Lioda, desde su computador, pues, en el sistema de su alma vió la luz, esa que llega a ser como la del mismo cielo. Y vió el temor a ser cierto, cuando en la alborada se vió el delirio en leer esa carta de despedida, si en el acecho sólo fue un hecho, que se fue el Señor Pablo, a un viaje sin regreso. 

 

Continuará…………………………………………………………………………………..      

 

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de agosto de 2020 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 48
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