Carta No. 4

Mawy

Amor;

Hoy amaneció el mar hermoso. La espuma es blanquisima y tienen tal fuerza las olas, que parece como si amenazaran con escaparse por encima del muro a cada instante. Es en estos momentos cuando quisiera volar desde mi balcón y sentarme allí, cerquita suyo y dejar que su humedad y la fuerza del viento me transportaran hasta el lugar donde sueño despertar cada día, con el más cálido rayo de sol.

Así es tu amor, como un tierno rayo de sol. Así eres tú, ardiente, iluminado, constante, cierto, abrazador. Y hoy estás dentro de mi, como aquella noche en que escondidos de todos nos refugiamos en aquel desván, dueños de nuestros impetus. Violentos.

Me hubiera gustado detener el tiempo que he vivido contigo. Hacer como un cuadro que cambiara junto con nosotros pero sin dejar de reflejar el sentimiento que nos une. Así, ni yo envejecería ante tus ojos ni tú estarías rejuveneciendo ante los míos, y solo contaria el amor, ese amor que en las noches hace galopar mis deseos y los tuyos.

Verte, en el éxtasis de tu sexualidad, provoca tales convulsiones en mi como cualesquiera de las otras sensaciones que, en avalancha de locuras, nos permitimos para dejarnos exhaustos de placer.

Luego llega esa calma ebria de gozo donde el más humano de los sentimientos hace su firme aparición: nos acurrucamos uno con el otro, tan mezclados que no se podría definir dónde empieza y termina cada cual. Así dormimos tu y yo, dos seres humanos demasiados acostumbrados a nuestras soledades que no le habiamos permitido a alguien mas desnudar la privacidad de nuestro sueño.

Así nos sorprendió el amanecer, más de una de una vez. Así despertamos con la vergüenza de ser descubiertos por la familia. Así nos acostumbramos, hicimos tal deleite de esa dependencia que todo comenzaba a ser cuando nos hacíamos presente.

Recuerdo que un día empezamos a llamarnos en la mañana después de haber pasado toda la noche juntos, y la necesidad de desearnos un buen día fue más fuerte que el hecho de haber estado cerca un rato antes. A partir de entonces amanecía solo porque tú me dabas los "buenos días", solo entonces el sol iluminaba mi ventana confirmando que era feliz porque alguien en esta tierra, tan llena de dolor y guerras, se ocupaba de algo tan valioso como el amor.

Mi tiempo entonces se hace poquito. Apenas si me alcanza para lucir reina para mi rey. A veces cubro mi cuerpo con alguna prenda para atrapar tu mirada halagadora.

Hoy el mar amaneció llenando mis ojos: será porque siempre te dije que tú eras el mar y yo el viento y respirar de ti, es llenarse de tu aroma suave, como el de las olas, olas q salen de tu cuerpo cuando te acercas a mi.

Y siento ese abrazo tuyo que tiene la suavidad y la tibieza del infinito mar, me seduces, me enajenas con esa entrega sencilla, con esa incontinencia de vida matizada.

Hoy el mar está hermosamente coloreado de verde y azul.

Te ama
Tu M.

 

  • Autor: Mawy (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de julio de 2020 a las 00:36
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 18
  • Usuario favorito de este poema: Lualpri.
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