La soledad

¡Oh, la Soledad! Esa travesía que recorremos los olvidados volviéndonos inmaculados.

En mil infiernos naufragamos para ser amados, perdiendo las plumas en la odisea, envenenando la ilusión.

Aun así, disfrutamos de la Soledad, la amamos, porque nos hace sentir, nos hace vivir, si no es que morimos en el intento.

Sobrevivimos a la adversa soledad, y a la agonizante carcajada del silencio, sobrevivimos para ser queridos, para ser odiados, para ser alguien.

¡Oh, querida soledad! Tesoro para quien no te tiene, tortura para el que sí.

Te escribo hoy, por si mañana no estás conmigo, por si decides irte y volver una vez más.

Porqueeres paz y desesperación, libertad y opresión de
los caídos, el hábito de los románticos.

Consumimos de la Soledad cuál droga adictiva. Lloramos, reímos, vemos y escribimos soledad.

Ayer, hoy y siempre entregados a la solitaria agonía de no ser lo que queremos cómo queríamos.

Viviendo en soledad incluso cuando rodeados estamos.

Porque solos somos y solos dejamos de ser.

Y a pesar de solos ser, solos no queremos estar.