Siete Princesas

Galatea… Siete son las estrofas que delinearon la cosmogónica entropía, elegante y sombría la gala, circundante diadema, vestida de trono y corona, sin mi inocencia, confió en la culpa que me aleja despacio de la profundidad de tus significados, soberanos de quien te imagino extinta de ilusiones cansadas de pensarte, desde la distancia mezquina

Artema…. Siete son los sueños donde paseaba la calma, aguardando paciente detrás de las estrellas furiosas, intentando brillar sin el amparo de su soñador, hundido sin remedio en tu causa, sin saber que soñar, sin saber si algún día serás real, continuare fluyendo expectativo una vez más tu regreso en la efeméridad de la noche

Salome… Siete son las melodías en la que tu misterio casi divino, cautivo toda escena derramando tu frenesí inusitado, danzando con cada sentido sin igual, sin paridad, presa de este encanto insensato, al caer en la armonía de tu paso, en tu giro serpenteante, me hallare oculto, hilarante en la estocástica tonada que te musitó

Naishara… Siete son los pensamientos con los que esculpí, toda tu gama y con su color los arcos palpitantes de tu risa ausente, tiñen de nostalgia las memorias sonámbulas, renegadas a un reino silencioso, en el extravío de la multitud, cercado de las fronteras del recuerdo, suspira una voz se preguntándose ¿me acompañara el calor de tu regazo bajo la lluvia fría?       

Yuna… Siete son las flores que adornaban los campos elíseos y en sus praderas la naturaleza sonríe radiante, pacifica, sin mascaras galopa libre, derramándose sin fin, al tiempo que, ciegos no la entendemos, su caricia sostiene la docilidad del final ingrato, así de noble es como te consagro, así de mística es mi promesa de volver algún día a tus brazos   

Minerva… Siete son las mascaras que fallaron en opacar la gracia dibujada en la fantasía, de un  era hace una vez incompleto, adverso de la totalidad sublime que te atavió, más allá de la prohibición ensimismada del pretender ilustrarte, sin quedarme jamás la satisfacción de que al menos mi verso ha consonado con tu gracia, ahora se, poderme dejar caer ampliamente superado y maravillado

Siete Son los Finales, enmarcados del tiempo inclemente, embebido del anhelo de bañar con sus nombres esta inexistencia en su corta brevedad, permitidme testificarme a favor de este  instante finalmente vivo en tus ojos que me observan, que me piensan sin mi forma, a partir al descarado honor de ser recordado en la exquisita compañía de tu sentir       

por Zield Zepherd