La ventana

Esteban Mario Couceyro



 El sol entra tibio, por la ventana, son casi las diez y la mañana se torna mágica

sin saber por qué, la saludo como lo hago a diario, cuándo le llevo el desayuno...

¡Hola Mamá! , soy yo, aquí estoy.

Acaricio sus cabellos, la frente..., me parece todo tan normal y plácido

qué, confortado me siento a su lado.

El sol, me da pleno cuando se cuelan por la ventana entreabierta

los rumores de las aves. ¡Qué potente es la vida!

como fluye, siento una risa, unos niños corriendo...

 

El sol, ya me molesta en los ojos, aparto la mirada de la ventana y la fijo en el rítmico goteo

una tras otra, caen  acompañando la respiración de Mamá.

A mi lado, burbujea incesante el oxígeno.

 

Me aparto de esos sentidos, mirando nuevamente la ventana...

el cielo recortado en un perfecto azul, adormece mis pensamientos

llevándome por cosas que pasé junto a ella.

La tibieza de su pecho joven, las largas conversaciones

las diferencias, que las hubo, los perdones innecesarios

y esos ojos verdes, verdes que siempre me miraron.

 

Ella solo respira, como si cada vez

fuese para retenerme a su lado.

 

Navego por variados pensamientos, hurgo en dolorosas penas

pero invariablemente, siento una inmensa paz.

Miro nuevamente el rostro de Mamá y parece profundamente feliz

entonces...

 

Entonces, pudoroso bajo la mirada.

 

El sol, me parece muy intenso y quedo inmerso en una absoluta  luminosidad

que decanta en mi interior, infinita satisfacción.

Persistiendo por unos minutos, esa sensación aislante

como si fuese un verdadero viaje.

Me pareció enorme, el espacio de la ventana

donde la luz, resultaba un camino hacia la nada.

Mi espíritu alborozado se expandió sin final

hasta quedar solo con el cuerpo de mi madre.

 

Me levanto, beso su frente ausente

salgo de la habitación e informo al médico

que la señora Perés, ha fallecido.

 

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Comentarios +

Comentarios4

  • C. Eduardo Barrios (Ex-Toki)

    Alianza eterna.

    Un abrazo Mario

  • Yamila Valenzuela

    Profundo e intenso; erizaste mi piel.
    Apapacho!

  • estefania22

    Le leí su reflexión a un amigo, le comentaba que aquí en el portal hay personas que son como balas que atraviesan las paredes de una habitación donde uno se encuentra a oscuras.

    Pero imagínese uno que en el momento en que una de esas balas penetra en la habitación, nos atraviesa y entonces vemos ese único rayo de luz iluminando la habitación por última vez, existe la luz fuera y estamos más vivos justo antes de morir.

    La verdad es esa luz, imagínese usted con los años que leí que tiene, hay que tener fuerza y no solo eso, para poder seguir en pie, de alguna forma integrado nuevamente, para después de que muchas balas le han atravesado, pueda enviarnos una como esta a nuestra habitación en oscuras.

    A nosotros los jovenes, como yo que quisiera que cuando de algo logro darme cuenta tenga la fuerza suficiente para seguir en pie y no derrumbarme fácilmente.

    Me impactó su reflexión.
    Saludos

    • Esteban Mario Couceyro

      Estimada Estefania, he leido con atención tu mensaje. Me alegra que mi escrito te impresionara, como esa luz que describes.
      Lo importante de esto, no es tanto mi obra, como tu propia interpretación de la situación descripta y eso es la maravilla de esto.
      Respecto a mis fuerzas, no creo que sean extraordinarias, solo práctica de vivir, admirando lo bueno y reconociendo lo malo.
      Un abrazo.
      Esteban

    • estefania22

      Gracias por responder, es verdad... Es la práctica de vivir conscientemente.
      Un abrazo.



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