BAILANDO EN MIS CADENAS

Emil Sinclair

 

 

 

BAILANDO EN MIS CADENAS

Me fui de ti y desde entonces, no hace tanto, me pierdo algunas noches fingiendo ser el que nunca he sido. Es fácil ser otro si me aferro con fuerza al presente, y más sencillo aún si me sumerjo en los gestos que buscan seducirme; si devuelvo las miradas que me hacen su objeto y con indiferencia atravieso los vacíos espacios del deseo rumbo a la próxima hora, la próxima copa, el siguiente recodo del azar, donde una desconocida me enseña sus pechos perfectos y operados, un actor de porno soft me invita a ver una de sus películas – la vanidad como excusa para un polvo, qué mundo éste -, y un joven cordobés borracho me sigue por la calle tras una breve charla, gritándome: tío, ¿te vas y me dejas así?.


Y sí, así le dejo, pues no deseo nada de él salvo que lo que ya me ha dado: una anécdota, algo que contarte la próxima vez que nos… Ah… Pero claro, no habrá próxima vez; he olvidado que me fui de ti dándote la espalda e ignorando todo lo que fuimos por razones que aún no entiendo por completo; que quizá no deseo entender pues, cuando pienso en ellas, cuando pienso en ti, las despienso y me vuelvo de nuevo hacia la noche para fundirme con sus calles de luces amarillas y con los fabulosos seres de voluble vida que la pueblan, hasta que aparento ser uno de ellos. Y más tarde entro en la desnuda pista de baile, solo, donde suena una canción de Michael Jackson rescatada del tiempo por la muerte, para bailar largos minutos con los ojos entornados y ser de nuevo yo mismo pero sin tristeza, arropado en la música y en la oscuridad, girando; girando, a salvo bajo el viento artificial con sabor a ron en mis labios, siempre de espaldas a todos los caminos que me llevarían de nuevo a donde no debo ir.


Pero la fiesta ha terminado, las persianas se cierran y regreso a casa adelantando al alba para desprenderme de mi última máscara. Una ducha borra de mi cuerpo el calor de la noche; me siento en la cama envuelto en una toalla, enciendo un cigarrillo mientras observo como el cielo se empapa de rojos y azules.


Y entonces cierro los ojos, vuelvo la cabeza y aún te veo aquí.


Mirándome.

  • Autor: @Guerrero (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de junio de 2020 a las 18:39
  • Comentario del autor sobre el poema: Ah... lo significó todo.
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 20
  • Usuario favorito de este poema: alicia perez hernandez.
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Comentarios2

  • .NEIFFER.

    Wow

  • alicia perez hernandez

    Pero la fiesta ha terminado, las persianas se cierran y regreso a casa adelantando al alba para desprenderme de mi última máscara. Una ducha borra de mi cuerpo el calor de la noche; me siento en la cama envuelto en una toalla, enciendo un cigarrillo mientras observo como el cielo se empapa de rojos y azules.
    Y entonces cierro los ojos, vuelvo la cabeza y aún te veo aquí.
    Mirándome.
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    ESTE CIERRE ES PARA ENMARCARSE EN UN CIELO DE ROJOS Y AZULES. EN BELLO DE PRECIOSO. ME ATRAPO!!
    SALUDOS POETA.



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