Los reproches.

Arsenio Uscanga

He estado pensando en las cosas que suceden, en la indiferencia que de a poco se va plasmando en mi vida y me llena, y es que no sé cómo vivirla, cómo sucederla, cómo funcionarla.

Mi vida se remueve como el musgo en el fondo de un lago profundo, quieto y estático sin saber a dónde ir, más que cuando la marea la arrastra o los peces hambrientos le devoran y la llevan a alguna parte al defecar.
En ocasiones pienso escribirte, llegar hasta tu casa, buscar la dirección de algún modo, dejarte aquel libro de escritos y las canciones que te he creado en aquellos contados días que funcionaron a tu lado, que fueron nulos y apenas nada.
Aunque fuiste más distancias que lo que realmente me diste.

He estado pensando en lo que dijiste, que te gusta estar al lado de las personas que amas pero... ¿Cómo es que sucede? Digo, que al final de cuentas no logro comprender la incongruencia, que no tenía gran ciencia permanecer a mi lado, a veces simplemente era permanecer en los momentos complicados, pero tú no tenías fe y tampoco tenías que hacerlo. Lo que sucede es que, me resulta incongruente, porque siempre te fuiste, me fuiste abandonando de a poco, y nos fuiste abandonando a ambos.

Que fueron las peleas, entonces fue mi culpa, no hay más.

Pero esto no es un recital de reproches, es un ejercicio de cosas que sucedieron aquí, que hicieron que no sucediera acá. Y no hay nada que me llene, y con eso no se puede lidiar. Y no tienes que lidiar, por eso nos dije adiós, pa' no obligarte a cambiar lo que eres ni vivir exigiendo aquello que no tienes que dar porque no te nacía.

Es cierto que por momentos, te sentí como esa sustancia viscosa que se fue metiendo de manera meticulosa entre cada poro. Y fue borrando mi rostro de cansancio y sin apenas reconocerme, me llenó de amor, y de miedos, y yo me llené de miedos contigo. Pero también hubo las alegrías.

Pero ahora que honestamente veo y pienso las cosas qué sucedieron, los detalles que nunca vi o no quise nunca mirar, que eran tan claros y convincentes de que tú nunca estuviste convencida de jugar todas tus cartas aquí, y es que hablaste de amor tantas veces conmigo al tiempo que lo hacías con él, ¿qué fue lo que sucedió en mi mente? No lo sé, tanto he quererme tan poco que permití dejar que me quedaras siempre a la mitad, y perdoná si aquel amor vos lo consideraste un entero, y es que siempre lo vi como un número parcial, como una ecuación a medias, porque ¿sabés? Que al día siguiente hablaras de boda, de las mismas circunstancias y los mismos planes y del mismo amor, que ahora sé siempre fue mínimo para mí, me hizo entender que las cosas sucedieron así todo el tiempo.
Que cuando me decías que te separabas, estabas más cerca de él, que todo el tiempo dijiste las cosas que yo quería escuchar para mantenerme a tu lado y convencerte de que yo, era simplemente la herramienta para hacerle y para hacerte ver que te podía perder en cualquier momento, si no se adaptaba a tus circunstancias y forma de querer esporádica.

Vos no sabes de constancias, te conflictuan y hacen daño, lo tuyo es irte de a ratos, lastimar y disculparte y pretender que nada ha pasado, y quien pueda soportar todo aquello sin apenas darte inconvenientes, es lo que llamás amor. Amarte es vivir en la incertidumbre de no saber si saldrás a otros brazos, cariño y boca.

¿Qué importa ya? Se fue al carajo. Tenía que externarlo. No pensaba que con mi sexo mediocre, la ansiedad, la inseguridad y las peleas que generé por estar siempre en medio de todo lo que sucedía allá, parece justificación pero no lo es, algo bueno hubiera salido. Soy mediocre y vos necesitás algo mejor que un tío que juega a ser escritor y tiene apenas nada de bueno.
O que no entiende esa forma genuina de querer y peor aún, la menosprecia, vos no sabes cuánto me duele pensar que he sido yo, pero ya lo habíamos asumido así, esta la parte de la historia en la que a mis reproches de todos los días y mi autodesprecio por no haber sido suficiente, le busco los antagónicos, como la antítesis de aquel libro que lleva por título, "Por qué he sido un imbecil por cada día que te he amado"

Pero lo intenté, ¿intentarlo basta?, no lo sé, y sé que vos, en tu medida... ¿También lo intentaste? Hay que agradecer aquello, porque después de todo, porque al final de cuenta vos podes decir: "le quise pero fue un imbecil que nunca supo entenderlo", y yo puedo decir que no quiero un amor que deba vivir descifrando, por más bonito que fue en su debido momento, aunque fue una fantasía que no pudo suceder.

Y aunque siempre crucé más hacia tu forma de querer de lo que intentaste en la mía, que siempre hubo más esfuerzo, y que en aquellos días juntos te mostré la faceta real de lo que esto sería, con mi ansiedad y mis poses, y se mantuvo así, aunque intenté mejorarlo, para bien o para mal, vos no tenías que quererlo por siempre y mucho menos soportarlo. Pero mostraste tanto amor y al final te fuiste alejando de a poco, no podías mantener el ritmo, no querías ni era tu estilo, finjimos un poco ambos, ya sabrás tú decirme dónde lo he hecho.

Dijiste tantas veces "te amo más" y demostraste tantas veces menos, que al final de todo, ya no importa si queris venir acá para no perder, no encuentro nada que de aquí te sirva o te nutra, es el problema contigo, estás tantas veces por el hecho de no querer perder, y en realidad hacés tan poco con el hecho de aprender a quedarte.

Amarte es no saber cuánto reproduces aquello tanto que dices y se contradice en los actos.

Que esta llamada de atención que le diste, te sirva, que te de tu espacio, se casen y vivan siempre felices, que el perro no se separe de quienes siempre lo han amado, que vos nunca andes con un imbecil como yo de nuevo, vos me dijiste en la cama que aquel era siempre tu alma gemela, y siempre lo demostraste en los actos.

Tantas palabras pa decir que estaba cambiando en mi, porque nos vi con los crios, en la calle empinada de aquella ciudad mágica, llevándote el desayuno a la cama, y que todo aquello lo construí sobre apenas el aire. Pero no te preocupés, aunque sé que nunca lo hacés, me quedé con las ganas de mejorar, aún sin entender "para qué" porque entiendo la mierda que soy. Porque toda esta cadena de reproches es apenas una justificación de haber sido quien saboteo este amor, aunque aquí exponga las circunstancias aún sin tener sentido.

Foto/ MarioDgzp en Instagram

  • Autor: CALV. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de mayo de 2020 a las 11:36
  • Comentario del autor sobre el poema: Las cosas que quedan debajo de la mesa cuando un amor se fractura, lo que no decimos para no orandar más la herida, pero debemos sacar, para así, a la luz entender los motivos y circunstancias y aprender a amar siempre mejor.
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 32
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.