Salud por los que ya no estamos

José noel marenco

Alguna vez leí en alguna parte, que cuando estamos a punto de morir, nos arrepentimos en su mayoría de tres cosas, 1. No haberlo intentado, 2. Haber dedicado tanto tiempo al trabajo y 3. Haberse preocupado demasiado por cosas en su mayoría sin importancia. Lo sé porque ahorita estoy muriendo.

Morir es algo fascinante, ya nada importa, te vas, puedes decir lo que sea, puedes por fin bajar los brazos. Cuando estás en una cama de hospital conectado a una máquina que te ayuda a respirar, ves todo con nitidez, toca descansar después de un largo maratón, es lo más parecido a quitarte una columna de hormigón de tu hombro, es irónico porque cierta parte de ti, quisiera seguir cargando.

Porque en este mundo, aún quedan personas que amas, de pronto problemas que mirabas tan imponentes pierden toda su importancia, es el momento cuando comienzas a pensar en lo que realmente sí importa, ese momento en que temes cerrar los ojos porque crees que no lo volverás a abrir. Mientras todos te rodean llorando porque te vas, tu te ríes, porque ellos se quedan.

Hay fugaces chispas en las que puedes sentir ese nervio que sentiste en tu primer beso o la calidez del abrazo de mamá, de su olor y ternura, cuando volabas a la luna en tu bicicleta. Es en este instante donde solo quisieras volver a vivir una maldita única vez más, porque crees que esta vez si lo harás mejor.

Estás seguro que robarías más besos, dirías más te amo, tendrías más confianza, regalarías más estrellas, dedicarías más canciones, bailarías bajo la lluvia como si nada importara, aprenderías a tocar un nuevo instrumento y te reirías contigo mismo sin importar que te llamen loco, tocarías más guitarras imaginarías mientras escuchas la música que amas, harías amigos con más facilidad, serías más aventurero y priorizarías ser feliz en lugar de ser rico.

Cuántas cosas haría si volviera a nacer, solo pondría menos excusas a todo, valoraría más a la familia, apreciaría más esa tarde que llovía y estábamos todos juntos en casa para cenar, sería la mejor cena de mi vida. Mientras sientes las gotas de suero que entra de la aguja que perfora tu vena, piensas, si tan solo hubiera trabajado menos, amado y reído más.

Hubiera cometido más errores, conocido más camas, hubiera contado más amaneceres, quizás no me hubiera preocupado tanto y lo que es peor por cosas tan estúpidas. Quisiera quedarme sabes, pero sé que no puedo. Las voces de tus amigos, familiares y médicos que te rodean, se confunden con tus recuerdos a lo lejos, no quieren que me vaya, ya no prolonguen mas mi partida, me voy.

Si me estás leyendo, prométeme que apreciarás más tu vida, porque la mía ya no pudo seguir. Salud por los que ya no estamos.

  • Autor: José Noel Marenco (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de mayo de 2020 a las 16:29
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 11
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.