Yo espero por ti, otros 100 años si fuera posible.

José noel marenco

Y así, como esperando la muerte... rechinaban sus párpados sobre aquellos ojos secos, ojos que vieron cómo la vida se fugó frente a él. Sin piedad, sin delicadeza, la vida se le escapaba como si le apresuraba dejarle. 

Así, como esperando la muerte... aún saboreando la suave textura de la verde grama que sus piesitos pisaron de pequeño, cada fibra de su cuerpo se ha vuelto una reliquia, ahí sentado sobre casi 100 años de sabiduría, mira en cámara lenta hacia el cielo como esperando su partida.

No sabe si le quedarán días, meses o simplemente horas de vida, por eso se resiste a dormir, porque sabe que dormirá para siempre, y sus órganos, sus órganos luchan por darle horas extras.

Lo sé, del otro lado aún no sabe qué le espera, por eso quiere aferrarse a este mundo, donde pudo llorar, reír, sufrir y ser feliz, porque sabe que en este mundo aún queda su amor que va siguiendo sus cansados pasos.

- Allá te espero amada mía, le decía con los ojos, porque ni hablar puede ya, su fiel acompañante del camino de la vida, lo toma de la mano, sentados ahí, una taza de café que deleitaba sus cansadas pupilas era su único testigo, juntos hacían casi dos siglos, dos siglos de amor, resignándose a que nada es eterno.

Así como esperando la muerte... vagos recuerdos hacían fila para pasar por su mente, su primer beso, su primer amor, sus primeros hijos. Pudo haber tenido dinero, posesiones y poder, pero hoy solo se va, sin nada, así como vino.

- Mi viejita, mi amor, te espero del otro lado, tárdate lo más que puedas, yo espero por ti, otros 100 años si fuera posible.

José Noel Marenco

Nicaragua, Centroamérica. 

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