OBBEDISCI A TE STESSO

Julieta Iallorenzi


Obbedisci a te stesso

E balleranno 

Alla tua obbedienza

All'espresso,

Se sono spazi vuoti

Così vuoto che puoi

Urla dentro di loro

E senti rimbombare gli echi.

Sono contenitori

In attesa di ordini

Essere servi.

Mi obbedisco

Traccio il mio

Sigillo invisibile,

Nello mio ballo

Di campane,

Rompere le catene

Di quell' muschio

Di palude inutile,

Della massa che muta sempre

Quello che tocca diventa verde

Fingendo un giallo.

Creature fangose ​​che aspettano

Il lampo elettrico

Trasferimenti glitterati

E per quello mancavano

Lasciali arrugginire dallo stampo

Da quando è nato.

Possono colpire

Il marmo incontaminato

Una vernice spora,

Elimina i tuoi segni,

Macchia la tua scultura,

Ma questo non perderà mai

La materia nella sua finezza

La nobiltà nelle sue macerie.

Perché obbedisce a se stesso

Ed è ricostruito romanzo

Per l'espresso,

Una scultura che

E stata scolpita su se stessa

Sapere come fare

Frantumi agli altri.

Ma non è la loro

Natura elementale

Cerca il suo altare

E rifiuta tutti i mali,

Lucidare le figure

Compagne sulla strada,

Quindi ognuno obbedisce

E se stesso e si libera.

Inoltre le gocce perlescenti

Di rugiada celeste

Quando cadono sotto i piedi

Di samaritani e farisei

Si trasformano in veleno

E si riversano

Obbedendo a chi ha dato loro

La particella della vita.

Anche se al contrario

Continueranno sempre

I passaggi nostro,

Come boia o entourage

Di quelli che li cancellano

E li motivano.

Ed è le piastrelle sciolte dei piani

La terra che respira sotto di noi

Se guardi in basso puoi notarli

L'ordito rotto vetro brama di gioielli.

Cestini vuoti organismi fungo

Implorando cornucopie

Che li forniscono

Chi ammirare e chi detestare,

Aderire alle nostre dita

E rivendicare la nostra identità.

Mi obbedisco

E mi strappo gli strati

Contatto con il fango

Ciò che è passato

E cerca di essere presente

Mancanza di entità

Senza presenza

Non hanno futuro

Perché ho scacciato l'oscurità

E io obbedisco alla verità.

Il mio nome è inciso su un ghiaccio

Immobile da sabbie mobili

Tombe che respirano

Sotto di noi.

Obbedisci a te stesso

Sii alla tua mercé

E che il mondo è sbagliato

E nella sua contraddizione soffocare

Nel tuo giusto modo di essere.

Filantropia, cammina armoniosamente

Sulla sua stessa strada della vita

Abbellire ciò che tocchi

Cosa convalidare o intrattenere

Non richiede danni

E per sorridere devi solo aiutare

Per accontentarsi basta amare.

Disobbedire a ciò che vuoi

La nostra cieca obbedienza

Che a sua volta disobeys

Alla natura stessa.


***


Obedecete a ti mismo

Y ellos bailarán en

A tu obediencia al express,

Si son espacios huecos

Tan vacíos que puedes

Gritar dentro de ellos

Y escuchar retumbar

Los ecos.

Son contenedores

A la espera de ordenes

Para ser servidores.

Me obedezco a mi mismo

Trazo mi sello invisible

En mi propio baile

De campanas,

Rompiendo cadenas

De aquel musgo

De pantano inservible.

De la masa que siempre muta

En lo que toca torna verde

Pretendiendo un amarillo,

Criaturas de barro esperando

El eléctrico rayo

Transferencias de brillo.

Y para eso faltasen

Que se arranquen el moho

Desde nacidos.

Pueden darle al impoluto mármol

Un barniz de esporas,

Tachar sus marcas,

Manchar su escultura,

Pero esta nunca perderá

La materia en su finura

La nobleza en sus escombros,

Porque se obedece a si misma

Y se reconstruye innovada al expreso.

Una escultura que se esculpió a si

Sabe como hacer añicos a otros,

Pero no es su naturaleza elemental

Cerca su propio altar

Y rechaza todo mal,

Pule la figura de compañeras

En el camino,

Les da las herramientas

Preciadas y necesarias

Para que cada uno se obedezca

Y desate a si mismo.

Mas las gotas anacaradas

De rocío celestino

Cuando caen bajo los pies

Tanto de samaritanos como farsantes

Se convierten en veneno

Y se vierten hacia arriba

Obedeciendo a quien les dio

La partícula de vida.

Aunque contraríen siempre seguirán

Los pasos, como verdugo o séquito

De quienes los anulan y los motivan

Son las baldosas flojas de los suelos

La tierra que respira bajo nuestro

Si oteas puedes notarlos

Cestas vacias organismos de setas

Implorando cornucopias

Que su hambre de esencia abastezcan,

A quien admirar y a quien detestar

adherirse a nuestros dedos

Y reclamar nuestra identidad.

Me obedezco a mi misma

Y me despego las capas

De contacto con el fango

Que es pasado

E intenta ser presente.

Entes carentes sin presencia

Que no tienen futuro

Porque expulso lo oscuro,

Y obedezco a la verdad

Mi nombre grabado en témpano,

Inamovible por arenas movedizas

Tumbas que respiran

Por debajo nuestro.

Obedecete a ti mismo

Estate en tu propia merced

Y que el mundo se equivoque

Y en su fallido sistema de creencias

Espejo de dicción invertido

De la contradicción se sofoque

Ante tu justa forma de ser.

Filantropía, andar armoniosa

En su propia avenida de vida

Embelleciendo lo que roza

Que para validarse o entretenerse

No requiere perjudicar

Y para sonreír le basta con ayudar

Para contentarse le alcanza con amar.

Desobedeciendo a lo que quiere

Nuestra ciega obediencia

Que a su vez desobedece

A la propia naturaleza.


JULIETA IALLORENZI

PATENTADO EN SADAIC Y DNDA

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

  • Autor: JULIETA IALLORENZI (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de mayo de 2020 a las 18:48
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 63
  • Usuario favorito de este poema: Sinediè.
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Comentarios2

  • Sinediè

    Sencillamente: precioso.

  • Sinediè

    Versos para lobos estuparios...
    Por el estupor que provoca a la brigada de estupefacientes. Ja ja ja.

    Señorita Julieta: la filantropia no es mas que el disfraz de los avaros para esconder con magnamidad las miserias que siembran.
    Desconfie usted de esa palabra.

    La libertad no es un estado
    sino una intensidad.

    Desconfie usted de la luz. Es a plena luz del dia donde se ocultan los mas terribles engaños.

    La verdad es una Titánide siempre dispuesta a ser derrocada y devorada por sus hijas, las Diosas de las mentiras.

    Quizas ya esté preparada para releer Los placeres prohibidos de Luis Cernuda.

    No intente comprenderlo por completo ( no lo hará ). Disfrute de la sensación de belleza y libertad que le provoque.
    Para entender Los placeres prohibidos de Cernuda, sencillamente, hay que vivirlos. Ningun catedratico/a podra explicarlo. Seguro que usted podrá apreciarlo en su valía.

    Atentamente: una reververencia.



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