Días que sobran en el calendario

Alfredo Daniel Lopez

 

'Días que sobran en el calendario'


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Extraña es ésta vida mía, con días en que a veces le hacen falta horas y otros días, donde las horas se apretujan unas sobre otras haciendo de mi vida un ir y venir "a corre cuita" ("a toda prisa") .
He tenido días donde los segundos se hacían minutos, los minutos se volvían horas y las horas parecían eternas. La vida siempre era la misma las circunstancias no. Difierian muchos esos días, ya que tuve otros muchos días, que al principio se me presentaron como días muy ingratos, para luego dejarme en la boca ese sabor agradable del deber cumplido. Días donde sé que "hice todo lo posible" y luché "contra viento y marea", robándole horas incluso al mismo dios Cronos. Que si bien no conseguí aquello que me propuse, tal fue mi dedicación que llegado a casa, me entregaba docilmente a los brazos de Morfeo.

En cambio, tuve otros días que deberían ser de aparente calma, disfrute, gozo y sociego; que se volvieron en días tormentosos, ya que no hacer nada es el peor compañero de viaje que uno puede tener.

 

Creo que mi viaje acabó hace muchas lunas y he recorrido muchas leguas sin razón ni motivo.
Ayer tuve un percanse que pudo ser muy grave, mientras buscaba "ocupar entre mimos mi tiempo que sabía ya perdido". Tiempo que me sobra en estos raros días para el olvido.

 

Mi problema ha sido, que el destino se empecinó en que continue aquí en mi querida y vieja Lima, y yo, no tuve "los huevos suficientes" -el coraje- para decir: ¡NO... YO ME LARGO... ME VOY! y marchar aunque tuviera que empeñar parte de mis futuros días en ello.

 

Pervivir así solo me a dejado como consecuencia, que vierta en mi camino más espinas que rosas, que me haga cicatrices muy difíciles de cerrar. ¡Me conozco... lo tengo en la punta de la lengua y a flor de piel: el decir "rompo palitos contigo"!; sabiendo como sé, que ello tiene pocas opciones de retroceso y de quedar en el olvido.

 

Saber cuando es el momento idóneo para decir "adiós", puede ser un tema más sugestivo que real, pero no saber decir adiós en el momento oportuno, puede abrir más heridas de las que en un principio se pretendía cerrar y al final se te queda la cara de bobo... pasando en un "plis-plas" de héroe a villano. Todo por no saber calcular o por no tomar la adecuada previsión, del escoger el momento oportuno de decir adiós.

 

Quedan un millón de cosas por hacer para mí en mi querida y vieja Lima, pero estoy ya "fuera de carrera, fuera de circulación". Dicho esto, mi figura la veo deshaciéndose como un héroe hecho de barro y consumiéndose entre unas llamas que de verdad me costó mucho encender.
La hoguera que en principio alumbró bien el camino de mi regreso a Lima, se ha ido apagando y la verdad no encuentro el motivo.

 

'Días que sobran en el calendario', nunca como ahora entendí su significado... Otra lección más que me da ésta vida. Creía haber visto ya todas -me refiero a las lecciones de vida- pero "na-nay, na-nay", no vi ésta lección y quien sabe si veré la próxima lección de vida, que puede estar esperándome a la vuelta de la esquina.

 

Me quedan poco menos de tres días aquí, la verdad no sé si me iré o tendré por motivos médicos que posponer mi viaje, de ser así -si postergo el viaje- que más sorpresas me deparará la vida, ¡NO LO SÉ! ¡SOLO SÉ QUE ESTOS DÍAS TENGO LA VIDA JODIDA!

 

'Días que sobran en el calendario', si supieran cuando daño me han hecho, como me han robado la fe, como han hecho de mi viaje una experiencia perdida.

 

¡Adiós Lima!, te amo y te odio.
Aún no marcho y ya te extraño, pero no puedo vivir contigo aquí, ésta estancia se me ha atragantado.


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Que tengáis un bonito día.
Alfredo Daniel Lopez
Lima-Perú a 16 de mayo de 2019


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Este escrito es de hace un año. Luego el destino traería una fresca brisa a mi vida, entonces mi estancia ya no sería valdía, renacería como renace el rosal en primavera y otro capítulo de mi vida daría su inicio.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, que por más jodida que se nos antoje en cuestión de días, semanas o meses, puede dar un cambio tan radical como el de pasar de la noche al día. Esa es la moraleja de este escrito.
Lo coloco ahora que desde el atalaya que me da el tiempo y la distancia, puedo comprender que sentido tenía para mí tanto éste viaje como mi vida en mi vieja Santa Marina. Me alegro de haber vivido allí durante seis meses, ahora visto así, algo más frío, digo: "Oh dios que generoso que has sido conmigo".
He podido curar muchas heridas y cerrar muchos capítulos de mi vida que habían quedado abiertos, ahora ya me siento con más paz.


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Alfredo Daniel Lopez
Barcelona-España a 16 de mayo de 2020

 

 

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