Hipocresía

En una espiral sin terminación, un laberinto sin abolición, portando una cadena de plata atada al cuello.

Ambos nos regimos por ingredientes que nos incitaban a la perdición e inmundicia, abandonando nuestras almas.

Fuimos posesos de una pasión egoísta y banal, abriendo así las puertas del inframundo, quizás es imperdonable.

Fue incontenible, la experiencia nos ocasionó una cicatriz que no será borrada con una infame disculpa.

La calidez de un verdadero amor, el fraterno confort entre personas con el incontable valor que nos fue asignado.

Las confesiones añoradas sobre anhelos del ayer, cuando la juventud parecía una estancia eterna.

Después de vivir una áspera aflicción, el estrujo de los huesos sólo fue una mala señal de lo que estaba por acontecer.

Sabíamos que nuestro presente miraría con recelo el pasado maravilloso, aquel que forjamos a partir de melancolía.

Sé que extrañamos la miseria que portábamos en el corazón, es masoquismo, fallida expresión de satisfacción.

Jamás concebí un llanto similar, plagado con angustia y dolor, la hipocresía tomó todo a su alrededor, dejándonos desprotegidos.

Es innegable la persecución, eran un par de sombras vigilando nuestro andar incorrecto, pues velaban cada sueño nuestro.

El dormir ahora nos viene muy mal pero, para qué juntar los párpados, si la vida puede terminar en cualquier lugar.