Viernes por la noche

Viernes por la noche

La excusa perfecta para ir por ahí sin saber cómo llegar,

Un tequila era la llave al corazón,

un duro levantar no importaba.

Era un viernes por la noche, la espera de una gran ilusión.

Era rock'n'roll que no nos dejaba crecer el amor.

La distancia no significaba mayor preocupación,

El teatro perfecto de los amores prohibidos

llenos de dulce alcohol en más de una habitación.

Hermosa musa perfecta con sonrisa brillante y pechos sensuales,

Su cabello rojizo en contraste con la luz de la ventana,

que importa si era de madrugada.

Una simple silla era un trono para una princesa,

Ella era luz, una bella muñeca.

Siempre le decía al día siguiente:

que tenía memoria selectiva y eso a todos nos entretenía.

Ella era una brisa cuando cambiaba de carro,

cuando bailaba en la sala,

cuando bebía hasta mis ganas de fumar,

cuando el pecado de su olor era una época

donde solo importaba ser feliz.

Era el amor imperfectamente perfecto aun cuando no era amor,

ella era la noche de los viernes,

la música sencilla,

el encaje azul, el olor a montaña.

Teníamos marcas en la piel y en el corazón,

teníamos risas de conversaciones que no se hacían,

Teníamos ganas de estar solos en público,

teníamos whisky, cerveza, vino, cigarros y

orgasmos antes de las 9 de la mañana,

a pesar de que al día siguiente se acababa la función no habían dramas.

Ella era la idea perfecta de cómo olvidar sin remordimiento

de ser feliz al sentir su aliento.

Era viernes por la noche y

me moría solo por escuchar un aviso para no llegar.