(La) nada es para siempre.

Antonela Chiussi

Hago un esfuerzo por abrir los ojos. Las pestañas se encuentran pegadas. Parecieran no querer desprenderse.

Pienso en el amor.

Por momentos se acercan, enlazándose entré sí, para después alejarse, conservando definidamente bien, cada una su lugar, a través del movimiento voluntario o involuntario de los ojos. Ellas no lo saben, pero su destino está trazado para que regresen al encuentro, siempre. Lo único que se modifica es el tiempo entre intervalos.

Pienso en la muerte, también.

Pongo ambos pies juntos en el suelo. El frío me recorre hasta la nuca.

Permanezco entre las mismas cuatro paredes de siempre.

Pienso en el tiempo.

A decir verdad, serán 35 días… 48… 64…

No lo sé.

“siempre” es la palabra que se me asoma a los labios.

Pienso en la palabra siempre.

La descompongo: erpmeis, pre siem, sssss i e mmmmmmmmmm pppppp rrrrr e.

Pienso en las matemáticas.

Algo parecido hacíamos con los números y llegábamos a un buen resultado. O una respuesta al menos. Aunque no fuera buena.

Intento hacer lo mismo con las letras, pero recuerdo que nunca fui exitosa con los números, tampoco.

No entendía el por qué de las divisiones. Con las multiplicaciones me era más fácil, por alguna razón, de la que aún tampoco estoy tan segura.

“Porque sí”, me contestaban, cuando los lápices de colores, o envoltorios de caramelos vacíos no surgían efecto. “Es la regla”.

Entonces a mi desconfianza con las divisiones, se le sumaban los porque sí y las reglas de todo tipo (menos esas que traían dibujitos en tresdé).

Es curioso, como la palabra siempre, hasta hace poco la tenía asociada al tiempo pasado.

Ubicada ahí, bien cerquita del nunca, de las divisiones, los sí sin fundamentos y las insulsas reglas.

El frío me recorrió hasta la nuca y por primera vez, la ví ahí, delante de mis ojos y no detrás.

Se había trasladado, en un pestañar de ojos, del tiempo pasado al tiempo futuro.

Instalando nuevas divisiones, reglas de todo tipo y porques sí que tampoco termino de comprender (ni empiezo, siquiera).

La palabra siempre se me instala, esta vez, junto a dos signos de interrogación.

Y casi que puedo verla ubicada ahí, bien cerquita de la utopía.

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Comentarios2

  • anbel

    Encantada de leerte. Un abrazo👒

  • Anton C. Faya

    No se repliegue ... Pienselo lindo...



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