Serán cosas del cine

Andela

 

 Serán cosas del cine,

 ni mías ni tuyas,

 solo le pertenecen a él,

 ni se te ocurra ir a mendigarle unas migajas del “fueron felices para siempre”,

puesto que la cosa está cambiando,

y ni en el arte se encuentra ya respiro alguno.

 

Serán cosas del cine,

por favor, aguanta el mando,

no te recluyas,

él no aparecerá de forma alguna por la puerta,

ni te dirá que te querrá siempre,

porque eso, querida amiga, son cosas del cine.

 

 Ya lo sabes, te lo he dicho cienes y cienes de veces,

son cosas del cine,

lo triste es verdaderamente triste hasta que sale el fondo negro,

y lo triste ya no es triste, quedando tú la única tonta,

que además de tonta, llora sola y triste,

y tú que te crees espectadora te conviertes en esclava,

esclava de sentimentalismos baratos,

o más bien caros, porque producir en Hollywood está por las nubes.

 

Y si el pavo ese aparece,

y con su perfume barato, va y te dice:

“Me he equivocado, no puedo vivir sin ti”

Ten por seguro que no saldrá un fundido en negro,

ni la historia se quedará ahí.

Además, si vuelve, si es que vuelve

se desenfundará de esos sucios vaqueros

gritando a diestro y a siniestro que bebe los mares por ti

tú dejarás que vuelva a tocarte

y cuando llegué el momento del clímax de la vida

de mala manera, se equivocará de agujero y tú te quedarás otra vez triste,

pero oye, que bebe los mares por ti,

los mares y las otras 7 botellas que quedaban en la despensa,

el mar del Ron, el mar del Whisky, el mar de la Ginebra,

sin ellos, ni te encontraría soportable,

en la realidad, no como en el cine,

los hombres que vuelven a por sus mujeres,

vuelven porque están asquerosamente solos,

son asquerosamente cobardes,

y están asustados, jodidamente asustados.

  Y ya, por último, como guinda del pastel, porque le tienen miedo a la muerte.

Pero no al dichoso fundido en negro del cine, ese que nos ha hecho tanto daño.

 

 Eran cosas del cine,

la gente se imaginaba que después del fundido en negro todo acababa bien,

tampoco hace falta saber lo que son las perdices como para llegar a comprender que comértelas es todo un gusto,

y que después del fondo en negro no ocurre nada,

al contrario que en la vida, que no hay fundido en negro,

y ocurre todo,

hasta que nos convertimos en nada,

horror vacui,

“no seremos felices, ni para siempre, ni hoy, ni nunca”

porque eso, lo de ser felices y otras estupideces, son cosas del cine.

  • Autor: Andela (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de abril de 2020 a las 15:12
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
  • Usuario favorito de este poema: Lualpri.
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