Este sillón es mi cómplice...
Todos los días, en su compañía, leo las cartas que mi difunto esposo me envió por varios meses, mientras estuvo en la guerra. Es todo lo que me queda de él; es por eso que las guardo en unas lindas cajas, como un tesoro.
En ocasiones, cuando las tardes se tornan grises y el cielo lanza algunas lágrimas, me siento sobre mi buen amigo y escojo al azar una carta. La leo despacio y en voz alta. La emoción me hace su presa y la voz se me quiebra con cada palabra de mi amor valiente.
En una carta me describía su ansiedad porque aquella guerra terminara pronto para poder volver a mis brazos. Me decía que yo era el motivo por el que luchaba por mantenerse vivo.
Mis ojos se anegaron de llanto al leer aquello, y no pude más que acurrucarme en mi sillón, que en silencio me confortó.
Han pasado muchos años desde que él volvió en silencio... Años en los que yo he sufrido por ese regreso que fue su partida definitiva y a través de los cuáles siempre me he preguntado por qué la vida me lo arrebató.
Anna Gutiérrez.
- Autor: Anna Gutiérrez. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de abril de 2020 a las 01:56
- Categoría: Triste
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, alicia perez hernandez, Alberto Escobar, Anton C. Faya
Comentarios2
MUY TRISTE PROSA QUE COBRA VIDA EN ESE SILLÓN CONFIDENTE DE TU DOLOR Y TU PENA, PERO BIEN DICES EN SILENCIO TE CONFORTA. ME CALO HONDO LEER TU HISTORIA DE AMOR, ES FUERTE Y TU SIGUES DE PIE.
TE ABRAZA MI ALMA QUERIDA ANNA.
Hola, Alicia. Es un relato imaginario. Lo hice porque en Twitter hubo una dinámica que consistía en hacer un relato con ciertas palabras, y esto es lo que se le ocurrió escribir. Gracias por leer y comentar, querida amiga. Besos.
Es lo que tienen las guerras, como la que tenemos ahora...
Saludos Anna
Cierto. Saludos, Alberto.
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