Ojos Marrones (Escrito)

      Parados frente a frente, nuestros ojos marrones se encontraron en un intenso cruce. Mi mente lo decía todo. Había pasado tanto tiempo, los sentimientos acumulados, decepciones, promesas rotas y mentiras. Mis entrañas se revolvían y dolían tanto que parecía que en cualquier momento estallarían. Exhalé mi último suspiro, fruncí el ceño y mis temblorosos labios pronunciaron sus primeras palabras.

"Todo esto me ha hecho daño... durante tanto tiempo..." Mis ojos se cristalizaron. "Todos esos momentos perdidos..."

Un silencio invadió la sala... solo quedaba seguir adelante.

"Me mentiste durante tanto tiempo, las promesas que nos hicimos, todo aquello que soñamos... ¡Todo! Nunca las cumpliste, por miedo, por cobardía." Hice una pausa para contenerme, mientras sus ojos clavados en los míos mostraban lástima. "¿Sabes? Odio que me mires así..." Dije. "Si tan solo entendieras cuánto tiempo estuve enfermo. No era masoquismo ni locura... era porque realmente te necesitaba. No sabes cuánto te necesité... nunca lo sabrás."

Mi garganta se anudó de dolor, pero seguí... sin escapar.

"Tenía sueños, tenía tantas ganas de hacerlo todo juntos. Me inspirabas cada día, me hacías feliz, di todo de mí. Escribí canciones a puño y letra, impregnando mis sentimientos en ellas. Mi música, mis dibujos, mis creaciones se fueron quedando vacías y tristes... ¡Que los psicólogos y analistas se pudran! Yo te quería a ti... La soledad duele demasiado... estar solo en medio de la multitud. Ellos nunca lo entendieron. Sentado en silencio en clases, volvía a casa con la conciencia cargada de cosas negativas, mi autoestima por los suelos, sin... sin... sin... ganas de vivir.
Los días pasaban, me escapaba para evitar ir a clases y dormir en un banco público para no enfrentar otro día de mierda. Casi todos los días. Mentía a mis amigos, a mi familia y sobre todo a mi madre.

Hice una pausa y suspiré profundamente. Mis ojos cada vez más borrosos por las lágrimas que amenazaban con salir.

"Duele pensar en cuántas veces mentí descaradamente con promesas falsas a personas que confiaban en mí. Me rompió el corazón cuando mi madre descubrió mi verdad... mentí que volvería por fin a clases y, mientras me regañaba, ella lloraba sin saber qué me pasaba. Yo solo escondía mis ojos entre mis manos, mientras las lágrimas caían sin cesar. Mi madre, preocupada, preguntaba '¿Por qué?'. Ese día hice una promesa que rompí al día siguiente."

En ese instante grité con todas mis fuerzas clavando mis ojos en los suyos.

"¡Te necesitaba!... enfermo y abatido, esperando a que llegaras..."

No pude contenerme más y comencé a llorar, tapando mis ojos con las manos. Sentía vergüenza de contarle todo aquello y quebrar en llanto. Tragué saliva con fuerza, sequé mis lágrimas y lentamente volví enlazar su mirada con la mía, ahora tristes de verme llorar. No vacilé más y susurré en voz baja.

"Está bien."

Mordí mis labios, bajé la cabeza y miré al vacío. No dijo una sola palabra y no importaba, solo quería desahogarme. En ese momento reuní valor y confesé.

"También quería decirte que... te extraño." Ahora con voz débil y mucha vergüenza. "Y no puedo dejar de pensar en que fui un tonto, un grandísimo idiota. El tiempo ya pasó, los momentos ya han sido escritos y a pesar de todo lo que ha ocurrido, sé que aún podemos tener un futuro juntos. Quiero salir de este lugar... de este bucle interminable de angustia y dolor... y no puedo hacerlo sin ti. Perdón por todo esto. No sabía que terminaría así. ¡Te he extrañado tanto!" Mi voz se quebró al admitir que había dejado de lado todo el orgullo que había guardado durante años.

Después de todo eso, me sentí mejor. Nos miramos y sonreímos al unísono, expresando esperanza en ese admirable rostro. En ese preciso momento susurré mis últimas palabras.

"Te quiero."

Mientras me alejaba del espejo.