Ese aleteo de mariposa de Sol
entró por la ventana ahumada
de la camioneta al caer la tarde.
y me recordó que existe la cotidianidad.
La masa gris sonríe,
lanza una sonrisa pronunciada;
dirige su mirada táctica al lente de la cámara móvil.
Regresa a su forma luego del sonido,
y junto con el humo;
Empaña el espejo de su alma.
La masa gris lleva un cofre digital,
lleno de espejos del pasado;
constantes fotocopias que revisa a cada rato;
como si fueran mapas las examina,
las acerca minuciosamente,
contempla y juzga cada gesto, arruga y tono;
sin saberse adentro.
Adentro del transporte colectivo;
de la silla, rueda o bodega,
Pierde la sonrisa hasta la luz de la penumbra de la ferviente tarde;
Hierve con el final de la jornada rutinaria.
Mantiene sus alvéolos extendidos en constante fatiga,
Las manos empuñadas, los brazos cruzados y el alma helada.
La masa gris se abraza a sí mismo dentro del colectivo, fija el iris de sus ojos al cristal de una ventana; que refleja en su retina el profundo dolor; de la verdad.
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Autor:
Alma Parlanchina (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 6 de abril de 2020 a las 02:14
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri
Comentarios1
Interesante poema que nos transporta a pensar.
Gracias.
Cuídate!
Luis.
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