SON DE FRUTA CARIBEÑA

FERNANDO NOVALBOS

SON DE FRUTA CARIBEÑA

 

No sé. Lo ignoro.
Desconozco todo el tiempo que anduve
sin encontrarla nuevamente.

—Nicolás Guillén, Poeta Cubano

 

De parecido modo a como refiere Homero en la Odisea

el dar noticia del irreprimible deseo 

de apoderarse de Ulises,

el violinista te espera para darle abrigo al eco 

armonioso de la voz de ese corazón de arterias blancas.

 

La canción de Máximo Francisco Repilado Muñoz,

“Compay Segundo”, Buena Vista Social Club, 

Santiago de Cuba, luego Madrid, después La Habana,

Santiago Auserón, alias “Juan Perro”, 

su “Semilla del son”, 

y tú, cantando canciones de amor a la luna.

 

Abre el balcón para que se derramen las emociones, 

pasa bajo el puente del río Almendares, 

los pájaros susurran sus sueños 

a la mesilla donde prende la candela, 

la luz de la vela duerme en la luz de la soledad, 

como es inevitable que suceda, y sucede,  

temblor que se mece en la raíz del silencio,

flor recompensada por un vaivén de palabras

que aferran su pétalo al polvo de la estrella enamorada,

pececillo licuado en el cáliz de hojas reverberantes 

que brillan en las pupilas de tus esferas, 

inmensidad que riega el estero,

ave que deja huella en el ala volador de la belleza. 

 

Llévame a la desembocadura del mar, 

ya conocí la sombra de las nubes en una luna sin cielo, 

y aún nos queda llegar a otro umbral de la vida,

conocer la espuma desconocida, 

el sol que experimenta latitudes distintas sobre la pradera,

la música que se enclaustra en la vidriera,

el bolero que acaricia el horizonte de la tierra,

porque no sé a qué sabe la fruta dulce en Cuba

cuando el aire de las cascadas la desvela,

el fragor distante del tabaco, “fruta bomba” en ocidente,

“papaya” en gran parte de la isla caribeña,

mañana el tiempo que venga será infinito para siempre,

otro tiempo mejor o peor que el que nos asalta, 

lluvia sobre el río que detiene su surco 

en la boca del océano, 

allí flota un cascabel que te acercará a la ribera,

para que cantes la canción que más te guste, 

o tararees a modo de son la que prefieras.

 

Sentado está el músico con el violín, 

anoche algo muy profundo que habita dentro de mí,

me confesó cuando soñaba que te espera,

así que ve, allí estará, estaremos, 

junto al cañaveral de azúcar que deslumbra la mañana,

no temas,

según dicen las cuatro estaciones, siempre es primavera. 

  • Autor: FERNANDO NOVALBOS (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de marzo de 2020 a las 19:17
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 64
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.