El Nahual

Sepulcro Beltran

 

 

El Nahual despierta cada cuatro ciclos lunares, ojeroso y arrugado como los cadáveres de los viejos robles, entre sueños y neblinas, el nahual le canta a los insomnes, pues su canto es un poema de hechizos y pesadillas.

 

El firmó el pacto con "quien no se nombra" y desde entonces yace con los muertos, desentierra sus huesos y saca de paseo a los espectros, los coyotes salvajes comen de sus manos y hurga en las entrañas del monte buscando los recuerdos de niños perdidos que sirvieron de alimento.

 

Si lo ves, sal corriendo de ahí, pues no te espera nada bueno.

 

Amantes rotos, cosechas perdidas, libros malditos quemados en las llamas de los blancos que vestían de acero, él duerme donde habitan los dioses olvidados a los que nadie reza, donde se retuercen los chaneques y las hadas atraen a los incautos a su ultima comida en este rincón del antiguo mundo, donde se escriben las leyes de los que se arrastran en el cielo.

 

Si lo ves, sal corriendo de ahí, pues no te espera nada bueno.

 

 

Lo escucho incluso cuando calla, Nahual, Nahual, es la canción de las raíces y la sangre, y desde la cama de mi cabaña, cierro los ojos con el miedo en el cuerpo, temblando entre sudores fríos, escuchando como balan las chivas y ladran los Xolos entre los pastos.

 

!por favor, que no me llame ésta noche¡

 

Pero su sonrisa huesuda se pasea en mi memoria y consume mi voluntad, un murmullo, una carcajada y de pronto la negrura del monte, me veo corriendo sin rumbo entre las ramas y los arbustos, mas ya no soy yo mismo, no soy mi cuerpo y no tengo alma, y contemplo la cacería desde el abismo de mi corazón, la escucho respirar en mi pecho, porque al Nahual le gusta confundir su aliento con el mío, se deja ver por un momento, como una silueta de barro en lo alto del cielo, atravesando la inmensa luna llena.

 

Si lo ves, sal corriendo de ahí, pues no te espera nada bueno.

 

Lo sigo en su vuelo incesante, allá en lo alto, en su morada viviente que se mece siguiendo la estela de los fuegos fatuos que conducen a Mictlan, él ya ha sembrado en mí su veneno, porque el Nahual me está llamando, esta noche correré junto a sus perros, me retorceré bajo las estrellas y contemplare la luna roja en la orilla del rio muerto.

 

Esta noche cazare junto al Nahual.

 

 

 

 

 

Eternas lunas.

  • Autor: Sepu (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de marzo de 2020 a las 17:12
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 24
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