PRÍSTINA (EL SELLO)

Julieta Iallorenzi


Tan solo mercaderes

De este rubro

Eligen hacer

De las expresiones literarias

Otro curro, caudal de lucro.

Siendo este intangible

E invaluable,

Con dinero, con lo material

Así el arte no se debe

Remunerar.

Y sus lámparas tambalean

Haciéndoles perder

De a poco el foco,

De priorizar llenar

Butacas y bolsillos

Extraviando el genuino brillo

Que los llevó a ese puesto.

Tan monetizados

Acaban vacuos y hambrientos,

Pues la sed de fama

Es la infamia de la inspiración

Al descubierto.

Nunca

Ningún artístico pionero

Tuvo que primero

Observar escuchar o leer

Como acto previo a componer.

Porque si tenes

Que fichar afuera

Para inspirarte o influenciarte,

Antes de una obra elaborar;

No estas creando, estás copiando,

De arte ajeno te estas empapando.

Y esa es la lapidación

De toda creatividad y originalidad.

Es un clásico nombrar el plagio

Y que se ofendan miles de artistas

Mas no ven la obvia pista;

La ofensa es con ellos mismos

Porque su arte no lleva

Su propio sello impreso.

Y se escurren, recurren

Al robo de las obras

Por la planeidad de sus neuronas

Siendo este, por supuesto

El recurso mas bajo del intelecto

Y a su vez,

El homenaje mas notorio

Del envidioso obsecante.

Me niego a creer

Que las nuevas creaciones

Solo nacen de influencias,

No son hitos los orígenes.

Me rehúso a moldear

La plastilina establecida

No es una cualidad mía.

Prefiero excavar,

Ahondar en lo no descubierto

Y hallar así un nuevo elemento,

La sustancia prístina que invento.

JULIETA IALLORENZI

PATENTADO EN SADAIC Y DNDA

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

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