**~Novela Corta - El Rostro en el Espejo - Parte Final~**

Zoraya M. Rodríguez

¿Cómo será la vida después de que ésta niña o mujer llegara a su vida?, se preguntaba la señora, en contra o a favor de todo. La mujer en el espejo, sólo quiso en ser a conciencia una mujer adulta, capaz de llevar una vida normal, y de tener todo aquello que de niña no pudo. Y la dueña de la casa, no sabía ni qué hacer. Cuando vió al chofer entrar a su habitación. Y lo ama y lo besa, sabiendo todo yá, pues, él, quería hacer dormir, a la dueña de la casa, para hacer una incisión cortante y oblicua en el corazón y extraer el órgano de su pecho, donde había yá dejado una cicatriz entre su pecho. Pero, la dueña de la mansión, quiso ser más fuerte que él mismo, y lo acusó junto a la secta diabólica. Y la dueña de la casa en una tarde silenciosa, enfrentó a su contrincante, a su amante, a su amor, sólo el chofer se llevó la sorpresa de que fuera despedido no sin antes, de que se fuera con la autoridad a cumplir una condena sentenciada por el delito que incurrió y que hizo el día 5 de abril de 1958, yá era 6 de octubre de 1965, y todavía no se olvidaba de lo que él le perpetró a la dueña de la casa, todos sabían de la verdad menos él. La autoridad se lo lleva y en prisión a cumplir su sentencia. Y la secta diabólica y maldita, sólo se fueron de aquel lugar y de toda aquella playa hermosa. Pues, su lugar era otro y no precisamente ése lugar. Mientras que la niña, ¡ay, de la niña mujer!, con sus travesuras de niña. Solamente quiso en ser a conciencia lo que nunca pudo en ser. Y a cada rato, entre aquel espejo y su conjuro el de, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, lo decía más y más, le gustaba verse y sentirse como toda una mujer. Sólo hizo un juramento de que si volvía a su país París, (ella hablaba francés e italiano, pues, el espejo provenía de Italia), ella, sería toda una mujer sin mente ni conocimiento como de niña la había dejado. Y que si se reencontrara con ella misma, sería la misma mujer del espejo, pues, era ella de grande, de adulta. Solamente, tuvo un percance, que se tardaría lo que pasaban las elecciones allá, para poder regresar a su país. Mientras tanto fue feliz, con la dueña de la casa, le hacía y le leía cuentos, pues, prácticamente era una niña fuera de aquel maldito espejo, el cual, la tuvo en cautiverio hasta hoy día. La niña que no sabía ni su nombre quiso llamarse Elisa, le gustaba ese nombre y así se llamó, de ahora en adelante. Y mientras decía el conjuro, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y salía del espejo, sólo quiso recorrer el país de España. Y saber de su cultura, tradiciones y mitos y realidades, y supo que era la Madre Tierra y que en ella guardaba la lengua materna del español. Aprendió español junto a la dueña de la casa. Y quiso ser escritora de novelas terroríficas. Su primera novela en español la tituló “El Pasado en el Espejo”. ¿Su historia?. Pues, sí. Pero, la llenó de horrores y de terror. La culminó casi al partir a París, en busca de su cuerpo sin mente ni conocimiento, la niña que había dejado a un lado, para convertirse en toda una mujer con el rostro en el espejo. Cuando de pronto, subía las escaleras del aeropuerto su madre y con ella, la mujer del rostro, pero, no, sólo fue una alucinación, se parecía mucho a la mujer del rostro en el espejo. Fue hasta su casita vieja con el espejo, en donde ella pudo hacer el conjuro de -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y se adhirió al espejo. Esa casa estaba vacía por la buena suerte. Y ella, la niña, cuando estaba fuera del espejo, sólo llevó el espejo y lo colocó en el mismo lugar donde ella había hecho aquel conjuro malicioso y sólo vió su reflejo en el espejo. E hizo el juego de niñas, con niñas imaginativas, hizo exactamente lo mismo, pues, cómo no se iba a acordar de todo ello. Y lo juega, pues, en aquel atrio sólo se vió un sólo reflejo. Cuando en el espejo hizo un capricho, de esos que hace el espejo y fue la marca o cicatriz del rostro de la del espejo, hizo la misma marca. Ella, lo notó raro y no le hizo caso. Cuando termina el juego, dice -“yo gané”-, cuando el espejo lo escuchó se puso contento y borró la marca en el espejo. Pero, cuando ella logra decir lo último de -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, el espejo sólo sintió un fuerte deseo de llorar, cómo no lo iba a hacer si era mágico. Y no le permitió entrar al espejo, pues, yá estaba cansado de llevar a la mujer en el rostro entre aquel espejo. Cuando lo que decide es poner a la niña como aquella mujer del espejo, con belleza, con elegancia, postura y candidez. Y sí, que lo logró, eso era lo que quería ella, salir la mujer del rostro en el espejo. Y, ¿lo logró?, pues, sí. Nunca más se acordó de -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y sólo se dedicó en ser feliz. Aunque, sabía que tenía más de cien años de vida, pero, encerrada entre aquel maldito espejo viejo y no había podido vivir lo que quería y deseaba vivir. Pues, era ella, la esbelta mujer de ojos azules y de cabellos largos y rubios, la del rostro en el espejo. Y le agradeció al espejo y, más, se despidió del espejo por donde por mucho tiempo la alojó en él. Y salió de la casa, la dueña de la mansión, ni la reconoce, pero, la abraza y es tanta la alegría de poder haber salido de ese maldito conjuro -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, cuando yá el espejo estaba tan lejos de ella. Y ella, la muchacha comienza a laborar como Elisa, como toda una mujer, pues, ella sólo quería en ser feliz. Muere la dueña de la casa, dejando su terrible corazón al mar bravío frente a aquella mansión. Y, ¿le funcionó la maldición al chofer?, pues, sí. La señora dejó a su pobre corazón, entre aquellas olas bravías de aquel mar abierto. Y, por siempre será la dueña y señora de aquella mansión junto a la hermosa playa. Y, ella, Elisa, se fue a Italia a vivir y conoce a Eduardo Daniel y entablan una relación, pues, ella, aunque tenía más de cien años no lo aparentaba, ella, siempre escondió su pasado en el espejo, como aquella publicación de su más trágica novela escrita por ella, “El Pasado en el Espejo”. Cuando llegan y sí, se casan y ella, la mujer del rostro en el espejo, procrea tres hijos con él. Pues, tenía toda la vida en ella, sólo en ella. Pues, pasó el tiempo, otra vez. El espejo viejo, sucio, y todavía en el atrio, volvió a ser nuevo y a revenderse en un escaparate. Ella, lo vé y siente un deseo fuerte de comprar ese espejo. Cuando por encomiendas de la vida, se fue a vacacionar con su marido y había colocado el espejo en la habitación. Y su hija que tenía yá doce años, juega un juego con sus hermanos. Pero, ésta vez, sus hermanos quedaron atrapados entre aquel espejo y quedó sola y para siempre. Pues, los hermanos no dijeron -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, sino que comieron del ingrediente veneno en que del espejo salían los del club del espejo, y muchos salieron, pero, ellos dos quedaron atrapados y varados allí dentro. Cuando ella, Elisa, llega la hija le cuenta de todo. Y yá, la madre lo sabía todo. Pues, sólo lo dice, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y ella, es adherida al espejo y los logra sacar de allí, pero, ella, ¡ay, de ella!, quedó por siempre allí entre aquel reflejo de aquel espejo y, más, con el rostro en el espejo. Y ellos, los tres hijos, les gustó aquellas palabras y las dicen los tres, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y se adhieren los tres a su madre, pues, en el amor todo es perfecto. Y se quedan los tres, entre aquel espejo maldito y viejo. Pues, no había señal de más mala situación, que haber quedado varados allí. Pasa el tiempo, y el hombre, el esposo de ella, de Elisa, la busca y no la encuentra, llama a las autoridades, y le cuentan a él, de todo lo que era comentado por ese maldito espejo. Y que el que diga las palabras mágicas se adhiere como imán al espejo, y yá la autoridad, tenía a aquellas palabras y sin poder casi expresar por miedo de caer en la trampa del juego de niñas. El hombre las dijo frente el espejo, y dijo -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y también se lo llevó e hicieron un hogar allí dentro, cuando aquellas palabras siempre y serán la gran maldición de aquel espejo. Y el que las exprese, siempre pasarán más de cien años de vida. Y ella, la del rostro en el espejo, por siempre llevará sus ingredientes secretos para permanecer allí intacta, que serán belleza, elegancia, postura y candidez, porque aunque no se crea, volvió a ser niña, otra vez, después de que se adhirió por última vez a ese maldito y viejo espejo y siempre se dirán las palabras mágicas que serán por siempre, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-.



FIN

                                                                           

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de febrero de 2020 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 17
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