**~Novela Corta - El Rostro en el Espejo - Parte VI~**

Zoraya M. Rodríguez

Y la mujer con el rostro en el espejo, sabía yá salir y entrar y sin ningún problema de él. Fue tan frustrante como el haber querido salir por siempre de ese terrible y maldito espejo. Cuando en el frío se atrevió a descifrar el cometido de ver nuevamente al rostro de esa mujer en aquel espejo. Y supo, que el tiempo es el tiempo, y que el sol es el sol, y la nieve es la nieve, y que el tiempo sólo el tiempo era tiempo, como el dolor de haber pasado más de cien años en aquel espejo. Cuando en el alma, se abasteció de temores inciertos, de miedos adyacentes, cuando se vió, otra vez, atrapada y atada entre aquel reflejo de aquel espejo. Cuando en el siniestro y cálido instante se debió de entretejer la más vil telaraña, entre aquella red de deseos como en la más vil desilusión, y se vió sin alterar entre la más cruel de una osadía, entre aquel espejo y entre aquella vieja cocina de aquella mansión. Y la dueña de la casa, se vió aferrada a aquella cena donde se guardaba el más vil de los instantes, el gran secreto a viva voz de amar al aquel hombre, a aquel chofer de la casa. Cuando en el alma apareció una gran lucecita, de gran escala y de gran sensación al cruzar por aquel mar abierto con el mismo corazón abierto y tan enamorado. Cuando en el alma se debió debatir, una espera, y una sola campanada al tocar el brindis tan inesperado entre la dueña de la mansión y ese hombre, el chofer de la casa. Cuando en el alma, se enfrío el deseo de amar, cuando la dueña de la casa, quiso amar a cuestas de la sola compañía del hombre, del chofer de la casa. Y él evadió tanto el amor y los besos cálidos de la señora, pues, él no la amaba, sólo quería la sangre y el corazón de la dueña de la mansión, ni su dinero tan siquiera quería, y todo, porque él pertenecía a la secta diabólica, sin sangre y sin pasiones y mucho menos sin corazón, pues, todos los corazones se encontraban dentro del mar abierto, donde aquella playa se podía ver y observar desde aquel recibidor, pero, ella se hallaba, otra vez, en la cocina, donde sólo quería derribar aquel espejo aunque le hubiera hecho un cortante filo desde que trató de salir y entrar en aquel espejo viejo. Cuando en el instante se debía de ver el cielo, el paraíso, y todo el mar abierto. Cuando se debió de ver y de observar el cometido de sentir el deseo de amar nuevamente. Pero, ella, estaba en aquel espejo, entre aquel conjuro o sortilegio, y entre aquel espejo viejo por donde se paseó lo más vil un cruel y un vil asesinato que ella, lo presenció y más no es una cómplice, sino una clara vidente sin poder concluir aquel evento, todavía. Cuando en el siniestro y en el cálido momento, se debió de alterar lo que más se entregó en aquella osadía, cuando en el instante se debió de entregar lo que más ocurre entre aquel presente. Cuando entre aquella habitación, donde el espejo no estaba allí, pues, la dueña de la casa quería amor y pasión, y él, el chofer no. Hubo un altercado entre ellos esa noche, pues, uno quería y el otro no. Pero, la dueña cedió mucho en aquella noche y entre aquel amor imposible de la dueña de la casa. Cuando en el íntegro instante se debió de creer en el cálido amor y en la pasión de la doña, pero, no sólo creyó sino que no quiso amarla. Y ella, en la cocina sólo nombraba aquel conjuro, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, cuando quería salir y entrar de aquel espejo, cuando en el instante entró la señora a la cocina y notó que le faltaba un lápiz y una libreta de apuntar. Lo notó extraño, pero, era ella, la niña o la mujer en el espejo viejo que lo tomó prestado, mientras escribía todo lo que padeció la dueña de la casa aquél día en que fue arrebatada de su sangre y más de su pobre corazón, y, que aún, palpitaba y se lo llevó el chofer hacia a aquel mar travieso y bravío. Cuando en el alma, se electrificó más y más, sin poder salir de allí, de aquel espejo con todo escrito en aquel papel. Pero, era ella, la que debió de salir de allí, y decir todo y de una sola vez. Pero, algo no salió bien, en que ella sabía, el conjuro para entrar, pero, para salir de aquel vil y siniestro espejo, sólo ella debía de tomar un veneno que era parte del ingrediente de un solo “gourmet” que la dueña de la casa preparaba para el chofer. Y era el de saliva de tiburón, en unas alas de avestruz, con una salsa de sangre de tortuga y con un sólo veneno en que el antídoto era el de beber al revés, y ella, lo sabía confeccionar, pero, aunque estaba encerrada no tenía nada a la mano, si estaba atada y atrapada en fin. Cuando en el embate en poder salir de allí, del espejo, sólo quiso en decir la verdad. Con la crueldad de lo que le hizo a la dueña de la casa, quitándole su sangre y más a su corazón. Cuando en el sueño de aquella mujer en el espejo fue y será, lo que más quiso enamorarse de alguien. Cuando en el tiempo, sólo en aquel tiempo, se llevó un ágil sorpresa cuando en lo hostil del aquel altercado en la habitación, cuando ella, salió del espejo, pero, quedó varada allí y se escondió en el recibidor detrás de un mueble, donde tenía el espejo viejo, donde ella misma lo colocó, pues, era mejor en el recibidor y no en la cocina. Cuando en el recibidor, se obtuvo una cruel osadía, cuando del mar salió el corazón de la dueña y se le adentró a la señora cuando por coraje sintió una fuerza extrasensorial de sentir a su corazón palpitar y más en su pecho. Cuando en el ambiente se dió una manera extraña de ver y de sentir, lo que está en el corazón fuerte de la señora y de la mansión. Y salió de aquel mar cálido, impetuoso, y soñador. Cuando se le adentró el corazón del mar, pues, estaba en el mar bravío y cálido, cuando en el alma se le dió una manera tan real por amar con coraje y dolor, por dejarla sola entre aquellas sábanas blancas y con la noche fría. Y ella, la mujer del rostro en el espejo, dijo el conjuro que decía así, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, pues, se adhirió al espejo, dejando por escrito todo en un papel cercano al espejo. Y yá, atrapada, encerrada y atada, sólo se dijo que nunca más lo duro de la mentira y el fingir no podrían con ella más. Si cuando ella, la dueña de la casa, abrió la puerta de la casa, y se voló el papel detrás del mueble. Sólo lloró y todo porque aunque era la última oportunidad, ella, la del rostro en el espejo, sólo quiso en ser como una buena heroína, en salvar el corazón de aquella señora que ella quería mucho. Pero, la señora salió de prisa, y dejó caer el papel entre aquel armario donde ella pertenecía con el gran e inmenso espejo viejo. Ella, quiso salir del espejo, pero, no había más veneno entre aquel “gourmet” que la señora le había cocinado al chofer para poder salir del espejo. Y no quiso exponer su vida, pues, no iba a salir más de allí. Cuando vuelve a la mansión, sólo abrió la puerta nuevamente, y el papel volvió y voló más lejos de lo que se hallaba. Cuando la señora dejó por unos minutos la puerta abierta, pues, se despedía de su máximo amor, el chofer. El papel voló lejos de la mansión, y de ella misma y de la casa y del inmenso espejo, donde ella se encontraba. En aquel papel escribió así…

 

         ...-“en la noche del 5 de abril del 1958, el chofer de la dueña de la casa, le extrajo sangre y el corazón a la señora de la casa, cuando ellos se estaban amando en la habitación, y yo, estaba en el espejo y ví todo, la pócima que me permitió salir del espejo es un veneno que la señora hace en sus “gourmets”, y con lo que entro al espejo es decir, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, cuando yo, de niña jugamos un juego y quedé varada en el espejo, ayúdenme a salir del espejo…”-...



Así, corrió aquel papel, donde se encontraba toda la verdad de ella y de lo ocurrido entre aquella playa. Dos o tres personas tomaron el papel, y no le hicieron caso, pues, creían que era una broma o una mentira y nadie cayó en el juego. Hasta que la secta diabólica que se encontraban en la playa, pues, lo hallaron, y sí, que creían en él y hasta sabían de quién hablaba. Sólo hubo un corre y corre, por ese espejo, que ellos decían, -“eso sí, que es maldición, estar dentro de un espejo”-.  



Continuará……………………………………………………………………………..   


           

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de febrero de 2020 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 48
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