La tarde agoniza lentamente y las estrellas aparecen repentinamente, parpadean como siempre pero, algo es distinto.
La luna de pronto hace su presentación, tiene la apariencia de un pequeño sol, pero ese brillo luce anormal.
Será que quizás la luna llena escuchó una suplica fervorosa, para entonces iluminar mis noches oscuras y tenues.
Fue entonces que la luna llena tuvo compasión para mostrarme un horizonte en medio de la noche. Creí estar ciego.
No quiero dormir, simplemente quiero observar, cuánta belleza para mirar, me he enamorado de la luna llena.
Majestuosidad que toca el alma, sólo quédate ahí. Postrado te ofrezco el corazón, no quiero que el sol aparezca.
Luna llena, mi deseo es que no amanezca, ahora posees todos mis pensamientos, la inspiración viene de tu reflejo en el agua.
Todos se han ido y aún sigues allí, al cerrar los ojos tu calidez me abraza, es una sensación extraña.
Dicen que no posees vida, es una contradicción porque al mirarte quiero vivir intensamente para apreciar los detalles.
Luna llena, no necesitaré de una estrella, no importa si no posees luz propia, me dejaré abrazar por tu luminosidad.
La soledad viene cuando no apareces. Poco me falta si me acompaña la luna llena en medio de una tragedia.
En la noche, hasta las nubes se apartan, entonces a falta de velas, nos ilumina la luna llena.
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Autor:
Fernando? (
Offline) - Publicado: 10 de febrero de 2020 a las 00:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 54
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, •Vr., María C..
Offline)
Comentarios1
Nadie queda indiferente, ante ese hermosos astro tan reluciente.
Saludos.
Definitivamente, eterno objeto de inspiración. Saludos.
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