**~Novela Corta - Mi Alma en un Fantasma -Parte I~**

Zoraya M. Rodríguez

Herminia iba y venía subiendo y bajando el cerro, por el monte, o por el llano del Hoco, un día José, la invita a ser su novia a escondidas de sus padres. Cuando por el monte sube y baja José, a ver a Herminia sentada en una piedra con su instrumento del violín. Cuando en el cerro abajo se dió lo que más se dió un altercado entre José y los padres de Herminia. Se enfrascan en una pelea que dentro del suspiro se fue Herminia de un sólo susto dejando una lágrima adherida en aquel monte por donde se paseaba su mundo y más su anhelo en creer en el amor. Y era ella, Herminia, la que en el presente, se doblegó de amor y de dolor. Y no pudo en solventar su amor por el amor de José. Y murió en aquella tarde cuando soslayó una sola pena en su dolor y en su pequeño mundo. Y quiso ser a ciencia cierta una química que enredara a su amor y más a su pasión. Pero, cayó y calló su corazón en un frío desertor. Cuando en el amor se intensificó su amor por el amor de José. Y quiso en ser dolor y amor, cuando en la magia del amor y del dolor, se retiró de angustias y de dolores y de penas y de dolores fríos, cuando muere ella, dejando su alma fría en un cálido ambiente de ternura y de amor y de pasión. Y quiso a ser a conciencia la que tuvo mayor consecuencias a amar lo que más quiso en ser a mayor conciencia. Y dejó pena y dolor, amor y pasión, dejando en su mundo un amor que crecería y para siempre. Cuando en el amor se debió de alternar una pena y un dolor que luego sería a mayor y con un desastre que terminaría en un dolor fuerte como fue la muerte de Herminia. Y era ella, la que de niña iba y venía, subía y bajaba, cuando en el monte se electrizaba en un ir y venir. Cuando en el más venidero invierno llegó y enfrío todo como el frío en una flor invernal y Herminia quiso ser un amor bueno y paciente, esperaba sentada en una piedra en aquel monte por el llano del Hoco, cuando esperaba a su novio José. Cuando de repente, sus padres saben de la verdad, pero, se muere de un sólo susto. Cuando en el amor se obtuvo un sol como el mismo amor de ella con José. Cuando en el amor se alteró en saber a conciencia lo que quiso amar a José. Cuando en el momento se enfrío el deseo, de amar y de entregar el amor en cada pasión. Cuando en el amor se gratinó un fuerte desenlace, como amaneció en el monte, por el llano del Hoco. Y era ella, Herminia, la que en el amor y el dolor se enfrascó en una sola idea en haber sido la novia a escondidas huyendo lejos del dolor y adhiriendo el amor en el corazón. Y el monte hermoso, con un cristalino manantial de agua dulce por la llanura, por el llano del Hoco. Es Herminia, la que socavó un deseo y un anhelo en cada cual deseando un sólo tiempo en cada latir del corazón. Cuando en el ambiente se dió lo que más quiso en ser y fue en amar a José. Cuando en el amor y en el alma, se entregó en cuerpo y alma a amar a José. Y dejó en aquel monte, un amor y una pasión que endulzó el paraíso donde halló el cálido amor y una terrible lágrima que sólo quiso en ser un dolor tan fuerte como el mismo amor.  

 

Se figuró el deseo y el amor y más la pasión dulce como aquel manantial que bajaba por el llano o por el llano del Hoco. Se disfrutó como lo que más se alteró, un amor y un dolor que luego, sería como un dolor y un amor como el que nunca se había visto ni sentido. El dolor más amargo en que sólo llevó una osadía como el que se vivió en aquel monte. Cuando en el amor se debió de entregar la ternura y la gran pasión, dejando a un lado el sortilegio en descifrar lo que acontece. Cuando en el mundo se electrizó lo que más se llevó acabo, un amor tan dulce y tan real como aquel amor en aquel monte o llano del Hoco. Sus padres eran unos señores católicos, que rezaban a toda hora por el bienestar del mundo y más por el bienestar de los hogares. Creían en la pureza de la mujer, y más en la esencia del bienestar de la salud de la mujer. Y se fue por el rumbo incierto. Cuando en el alma se debió de creer más en el amor y nunca más en el dolor. Cuando en el ambiente se enfrío el dolor, y, más aún, en las penas de haber sido el amor sin amor. Y era ella, Herminia, la que quiso dejar una lágrima adherida, como el unísono, como el nefasto del tiempo, en que caía el dolor de una lágrima en el mismo suelo. Y ese goteo se oía o se escuchaba desde muy dentro de ella misma, dejando el alma, por ahí. Cuando en el alma se llevó acabo una luz de esas que se abastece un reflejo como un espejo donde el alma lo es todo. Si hay alma, hay luz, y si hay luz, hay vida. Cuando en el alma se atrae una luz de esas que hay que llevar muy dentro, y ella, Herminia, ¿la tenía?, pues no. Ella, era muy libre, su libertad albergaba un albedrío, en que destrozaba su virtud en un sólo desenlace. En que el tiempo, y el tiempo lo era, su mas aliado deseo, y su destreza en amar sin tiempo ni conciencia a José. Cuando en el amor se debió de entretener su más osada osadía en saber que el amor lo era todo. Y ella, Herminia, ¿lo sabía?, de que su, ¿alma volaba hacia el destino sin camino ni fronteras?. Pues, sí. Cuando en el amor se abastecía de tiempo y de virtud, cuando en el amor se sentía así. Era como poder volar, hacia el infinito más deseable. Era como poder sentir el desafío más elocuente, más estable y más afable, cuando el alma, y era su alma, cuando el amor se debió de entretejer más en descifrar una fría incógnita.

 

En el Hoco, se venía venir, en el amor tan deseable, más real, y más pasional del momento. De eso fue su muerte, su delirio, y su inestable dolor, cuando en la pelea se halló moribunda y muerta, como un silencio de esos que acabó en un sólo deseo. Cuando en el amanecer se vió un altercado o una gran e inmensa camorra en que ella, Herminia, sólo quiso ser fuerte como el amor puro y la osadía en que el dolor se vió como el fuego devorador. Pero, aquella tarde llegó con ímpetu de hacer estragos y fue a donde la tierna muchacha que quiso y expiró, no por la consecuencia vivida sino por la vergüenza de haber tenido un amor oculto para sus padres. Y fue para ella, lo que más deseó, lo que más quiso, un amor, ese amor pasional, que le dejó un dolor terrible en el alma. Cuando en el alma se debió de entregar lo que más quiso, un amor de esos que sólo el tiempo soslayó y destrozó como todo el viento a su paso. Y fue que quiso ser a conciencia, lo que más deseó, lo que más quiso vivir y tener un amor que era lo más importante para ella y para el mundo tan pequeño que sentía entre sus pies, y todo porque ese amor era tan grande como el cielo mismo. Y quiso ser entre lo que más se debió de enaltecer más y más. Cuando en el alma se entreteje una sola razón de ser a conciencia, cuando en el alma voló una magia que soslayó en el tiempo deseando ver el cielo del mismo color. Cuando el alma se debió de entregar lo que más se debió de hacer, un tiempo funesto. Y era esa alma en que se debió de hacer una fuerza en la total razón. Cuando se debió de saber que en el tiempo se llenó una fuerza de  solvente atracción de ese amor que sólo quiso en ser en verdad que el tiempo sólo es destino y camino. Cuando el alma, su alma se llenó de fuerza espiritual, cuando su delirio fue y será ese amor que cosechó rosas en el jardín de su corazón olvidando que en el tallo tenía espinas que resguardaba el dolor. Cuando su destino fue y será el haber perpetrado un destino fantástico. Cuando en el alma se reabrió en el tiempo. Cuando en el almacén del deseo se convirtió en el sueño sin dueño. Cuando en el tiempo se intensificó más y más el anhelo por no haber sobrevivido a esa camorra entre sus padres y José. Y sí, supo que Herminia, era y es la que le quitaba el sueño, pues, su amor por ella fue más inmenso que el mismo cielo. Y, también quiso, ser el reflejo de ella en cada paso por la vida en un espejo por donde se mira la vida misma. Cuando en el instante se debió de entretejer una telaraña de color negro, cuando en el ámbito del amor se enalteció la pasión vestida de primaveras nuevas. Y quiso en ser a conciencia lo que nunca pudo ser, un amor lleno de un calor ardiente que le dió José. Si en el cálido ambiente se dió lo que más se dió un amor como el de nunca antes. Si en el amor quedó como un terrible latir en el corazón lleno de ansiedades nuevas. Cuando en el amor se quedó como órbita lunar, altercando una situación indecorosa, que sólo soslayó en la manera de ver y de sentir en la manera de entregar la forma de amarse más y más. Pero, cuando el amor quedó como en primer lugar en el corazón, se electrizó una forma de presentir el delirio en el amor y en lo más ardiente del corazón un sólo latir. Cuando el amor se frisó como el dolor tenue y adyacente y duradero en el alma , y todo porque sus padres no lo querían así.

 

Herminia, la del amor a escondidas, sólo quiso ser en ser lo que nunca fue, un amor entero y perdurable para José. Y Jośe, un muchacho pálido, delgado y de unos veinte años, se enfrascó en la idea de querer defender a su amor contra todo y contra todos, pero, que un día el alma de Herminia, quiso volar lejos, y voló sí. Voló lo que nunca quiso y pudo en ser, como un cometa de luz adyacente que sólo quiso ser a conciencia lo que nunca pudo ser. Y se fue por los aires, por el viento de andaluz, del levante y de las dunas del desierto solo y en soledad que nunca pudo dejar de acariciar la tormenta en que sólo pudo en ser lo que no pudo ser. Cuando en la mañana del viento levantó lo que nunca no pudo levantar a un amor desde el monte hacia el llano del Hoco. Y quiso en descifrar lo que en la incógnita no dejaba de solventar una caricia en la misma piel y en el propio cielo del límite inalcanzable. Cuando no deja de ver el cielo y de percibir el cielo en el mismo mundo. Cuando se fue por el desierto, al acecho de un nuevo comienzo y de un final sin poder finiquitar lo que aconteció una contienda o una camorra entre sus padres y José. Y Herminia, se vió el enredo de perecer en el desierto, cuando su alma cayó en trance, y en el amanecer una situación indeseable de la contienda entre Jośe y sus padres. Cuando el amor se forjó una inquietud forjando el dolor, solo el dolor se electrizó en la forma de amar más, cuando en el amor y en la pasión se vió alterada en la manera de ver el reflejo en el alma entre su propia alma. Y sentada en la piedra como una joven que espera a ser enamorada por un hombre que sí la quería, entonaba una canción melodiosa con su violín alejando todo odio y todo rencor del corazón. E iba y venía, subía y bajaba el cedro, por el monte y por el llano el Hoco. Y quiso ser en verdad una gran enamorada del viento y, más aún, de la vida, del amor y de la pasión. Cuando en el enredo se vió forzado el amor y el dolor en el corazón de Herminia. Sólo se llevó a acabo la sensación tan triste de haber muerto a causa del amor y del dolor que le provocó haber tendido el amor en tendederos de ropa cuando el amor se llevó acabo una buena sensación y quiso enaltecer el amor y la pasión viva después de la muerte. Y su alma se vió reflejada en un alma triste, vagando en el tiempo, y ayudando a otros que quisieran abrigar a su alma con un amor total y fugaz como aquel amor entre Herminia y José. Y supo que el delirio que se ama no es tan verdadero como lo fue amar a escondidas del amor de sus padres a José. Y fue Herminia, la que un día amó intensamente  José, pero, socavó sus penas en dolores y más en saber que el amor es poco cuando se ama realmente. Y quiso en saber que el delirio que sabía que el paisaje se adentraba a sus adentros cuando percibía el comienzo sin finalizar de un amor total como lo fue amar a José. Y quiso triunfar con su melodiosa canción en violín, pero, quedó en sombras tan amargas como lo fue perpetrar el comienzo sin finalizar. Cuando en el ademán misterioso de un frío nefasto quedó el amor en una muerte que duraría por siempre en el recuerdo entre sus padres y José, la de Herminia. Y quiso ser fuerte, pero, se detuvo el amor en cofres de una magia adyacente que perpetró el confín de amar con un amor hermoso a José. Pero, soslayó en amarguras y penas, angustia y dolores, en triste convenio de superar algo que nunca quiso ser a conciencia, que su amor perpetró una muerte sin alusión ni alegrías, sino dolor y pena, por un altercado entre los padres de Herminia y José.

 

Continuará…………………………………….

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de enero de 2020 a las 00:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 51
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.