Cruz de Árbol

Sandro Tovar

“Hace unas semanas fui al paraíso, subí por un árbol grande y frondoso, al final tuve que volver para cortarlo, temía que te atrevieras a subir”. Diablo cabron.

Este párrafo encierra una historia, algo que nace pegado a la piel de cada niño, y cada historia se interpreta como una vida, cada individuo vuelve a nacer cada que cae de ese árbol, siempre, a cada momento cae una historia como semilla originada hecha flor, ese evento de pertenecer a la tierra se convierte en dolor, mas el dolor a veces se interpreta como algo que llamamos “sentimiento profundo que no se comprende”.

Ese niño que se pega al árbol, después se da cuenta que arriba hay colgadas muchas cosas que no puede alcanzar, y le brota la imaginación, se yergue para ver bien y de nuevo desea subir. Alcanzar algo que esta allá arriba.

Pero no es semilla de árbol, no es flor de aroma. Es humano.

Así subió el hombre al árbol, profanando las ramas de la vida, cogiendo cuanta cosa había, y con las manos ocupadas no pudo mas, después se dio cuenta que tampoco podía bajar, tenia que dejarlo todo ahí, olvidarse de las cosas que traía adheridas, pero aquel humano era incapaz de creer, y fue cuando decidió saltar.

El salto a la realidad nos recuerda el dolor de nacer, sentimiento profundo que se eleva a cada instante, cuando recordamos que ese suelo y su tierra son sensibles a los pasos, entonces todo se convierte en pantano que nos jala para adentro, y del hombre emana el fervor por la vida, teme por su existencia, y la casualidad le reencuentra con su árbol, es cuando la misma vida le devuelve la conciencia de su ser. De ser humano, el hombre antes niño trepador, se transforma, crece y se incorpora de un letargo que le guardaba como fruto fresco. Pero no es semilla, no es flor del árbol, mas se aferra a el e implora por la vida, de pronto todo se calma, y  descubre que rogando se le cede la concordia. El dolor le brota del sentimiento profundo que no comprende y le aterra ser vencido, y en su imaginación crea un dios, uno nuevo parecido a el, lo imagina, lo sostiene en un deseo, lo trasforma en cuerpo, y después lo crucifica con las ramas de su árbol. Así se refleja la cordura, pero algo le hiere, y esa cicatriz la llevará por siempre.

Ese hombre creativo desconoce la verdad, y cree que la creación que se descubre, le llevara lejos por aquel sendero, olvidando que la tierra es blanda como el mar gelatinoso que lo tragará y devolverá muerto. Entonces se sostiene de la vieja idea, subir al árbol, a coger las cosas, pero algo pesa más que antes. Es su dios que le estorba y le entretiene, su deidad se le transforma en lastre, y regresa el dolor de lo incomprensible, pero se aferran uno al otro, por que ahora conocen el sentimiento puro que emana de dios y hombre, mezclados en un paradigma sensacional y doloroso. Sin embargo dios y hombre se cargan mutuamente, se llevan uno al otro sin darse cuenta  y se miran desconcertados pero sin decirse nada. No se comprenden, sus lenguajes se confunden en deseos vanos y detalles efímeros. No obstante juntos, dios y hombre tratan vanamente de subir, dios le aviva el fuego del que esta hecho el hombre desde siempre,  y aunque le empuja el dolor le impide subirlo de un tirón, ahí en ese momento algo los jala al suelo y trata de tragarlos, ambos conceden un nuevo respiro, y se dan cuenta que no están solos, hay una voz que les ha gritado instándolos a no subir, les amenaza y después los jala como cosa inerme. Ya no luchan se han cansado de tratar, de querer recuperar altura, y en su ultimo intento dios clava también al hombre a la cruz del árbol, para que no se vaya, para que no se lo lleve el diablo, le crucifica al parecer en un acto de defensa, le protege de algo siniestro y ruin, algo inferior a las cosas que cuelgan desde antes en el árbol, el árbol  hecho cruz, del que cuelgan las bondades de la vida, la vida de los humanos que llena está de vicisitudes. Es cuando dios y diablo se enfrentan sin conocerse bien, sin saber que sus paralelos mundos solo los une el hombre y romper la unión seria caer hacia un abismo eterno, donde ambos serian tragados por la oscuridad de los tiempos, llevados a lo incomprensible, entonces en una sabia reflexión ambos acuerdan dejar que la paz se sostenga por si misma y le dan oportunidad al hombre de creer, le hacen despertar y sentirse libre, de elegir, todo parece diferente sin pasiones externas.

El hombre despierta confundido y solo, clavado a su árbol, que ahora es cruz, su vida es una cruz, las cosas colgantes son su vida y el árbol mismo emerge de las tinieblas, donde habita el diablo que se esconde para salirle al paso cuando decida alguna vez, avanzar por el camino. El hombre se extraña de todo y comprende que en ambos paralelos habita alguien, o cualquiera cosa que le descubre sentimientos ajenos. El hombre aprende a orar en silencio consagrado. Y se congratula por tener alma.

El hombre se santigua de las cosas, ante las cosas y por las cosas. Ha elegido el árbol de la cruz, ha hecho gracia a los ojos de dios. Desde entonces dios y hombre se acompañan y se cuidan de no caer, de no ceder a las tentativas voces que le llaman del infierno.

Hay acuerdos en toda historia de esos tres, se nota claramente cuando avanzan por el escenario del tiempo, y dejan que la satisfacción de sentirse útiles los guié, mas el tiempo no les permite fallar, ni llorar las perdidas, deben entretejer al día, hacer de su historia algo verdadero y que sea como las aguas de un río, la verdad no importa por que la verdad se ríe de todos, y nuevamente viene el tiempo a decirnos que cada obra es teñida con la sangre de dios, con las manos del hombre o con la ira del diablo.

Cada cual escribe historias de los tres a su antojo, los mismos tres que somos todos, haciendo vida pegada a un árbol, y que se nos refleja como algo parecido a otra historia que un día nos contaron, cuando éramos niños, y creímos para ver que sucedía después, mas como la historia es eterna y la escriben solamente los que viven. Se nos olvidará pronto, y otros la transformarán o la rescribirán a su entender.  

La historia de los tres no se si es verdadera, pero lo que si es verdadero es la sensación que nos otorga sabernos vivos, que podemos transformar lo que tengamos en otra cosa que así nos convenga, esa es la utilidad que se le da al tiempo, un tiempo nuestro, donde nos matamos cada día esperando a aquel que dormido está, o que quizá al final lo atrapo el diablo, y todo se confundió en una sola cosa que nos mata lentamente sin saberlo.

Pudiera ser que de las tinieblas saliera el diablo para tragarse todo, hacernos desaparecer completamente, entonces de alguna manera subiríamos a la cruz del árbol nuestro, a protegernos y después en un intento por tener sabiduría crearíamos nuevamente a dios. Una y mas veces, hasta que cansados comprendamos que creados o no, esos paralelos nacen en el corazón y en las historias de nuestros pueblos. De su gente que cree, que comprende poco, pero que lo único que desean es vivir felices. Aunque esa felicidad no este colgada en las ramas de ninguno de nuestros árboles heridos por el tiempo.

Gracias doy.

  • Autor: Sandro Tovar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de julio de 2010 a las 15:31
  • Comentario del autor sobre el poema: Nacemos y todo nos espera, en nuestra corta vida nos tragamos la cultura de un pueblo.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 149
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Comentarios2

  • KALITA_007

    se siente la profundidad de tus lertras..
    me encanto leerte..
    kalita

    • Sandro Tovar

      Gracias Kalita, me encanto mas a mi que me leyeras, por ahí tengo mas cosas de estas, las ire subiendo al tiempo que me dejen los cibernéticos tratos de sistema.

    • JUSTO ALDÚ

      De algo si puedes estar seguro hermano. A mí no me atrapara el Diablo. Y sí creo que Dios le pesa a muchos. La vida es una cruz que llevamos a cuestas todos.
      Tu lectura, aunque extensa es muy buena y reflexiva. Muy buena.

      Saludos,

      • Sandro Tovar

        Justo, como tu nombre, a veces hablar de esto es muy difícil, tienes que repartirte en dos grandes pedazos que te jalan, ¿te habrá sucedido? Mi reflexión mas que una analogía quise que tuviera tintes poéticos, nunca lo logré y aunque parezca largo es menos de lo que quise decir, la vida entre estos mundos es mas extensa de lo que creemos, escribir esto ya te digo, es exhaustivo. Y hasta peligroso, por que a la narrativa no le interesan tus intenciones, tu amor, o tus odios, escribir es mas difícil de lo que creí, definitivamente, gracias por tu comentario y calificación.



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