El ángel de los risos dorados

Fernando?

No había riesgo, sólo ausencia de temor y miedo, creí no tener algo que perder.

Decidí cruzar el atlántico, tomando una maleta con lo poco que creía poseer. Un par de abrigos, una carta y una foto de mi primer amor.

Confiado, puse el primer pie en la embarcación, dejando atrás la tierra que me vio crecer. Sin familia ni amigos, no tenía algo que perder.

Todo marchaba a la perfección, la comida y la tripulación eran todo lo que un hombre solitario podía desear. Por primera vez imaginé que lo mejor estaba por venir.

Pero una noche, en medio de la travesía noté al capitán un poco nervioso, fue entonces que comenzó a murmurar, el almirante tenía cara de preocupación.

Lo peor estaba por comenzar, un golpe y algo parecido al estallido de un cañón, gritos, miedo y gente llorando a mi alrededor. Fue momento de ir a estribor.

Los viajeros de tercera clase teníamos que ascender. En el lujoso elevador de la embarcación, el destino me había preparado un cambio de percepción.

Una niña asustada con risos dorados, tomó mi mano y me miró, sin conocerme, en su inocencia vio en mí su posible salvación.

Creía no tener algo que perder, pero por primera ocasión alguien confío en mí. Era una posibilidad, que apostando mi vida me negaría a defraudar.

Al llegar a cubierta, esperábamos lo peor. Niños llorando y mujeres gritando con desesperación. Era el fin de la travesía sin retorno ni destino donde arribar.

La niña de los risos dorados, nuevamente me miró, fuertemente mi mano sujetó. Por primera vez estaba dispuesto a morir, y salvar a esa niña le daría causa a mi vivir.

Nuestro barco poco a poco se inundó, abracé a aquél ángel de risos dorados que me llenó de reflexión. A mirar sus ojos noté que teníamos algo en común, la orfandad la llevábamos en el corazón.

Era momento de la última respiración, tan profunda como el océano en el que nuestro aventurado sueño murió.

Daría mi vida otra vez. Y al final el ángel de risos dorados fue mi salvación, mi cuerpo murió pero inexplicablemente, el corazón sobrevivió.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios2

  • Yamila Valenzuela

    Un relato de mucha esperanza y fe; muy lindo.
    Apapacho!

    • Fernando?

      Gracias. Un abrazo y saludos.

    • alicia perez hernandez

      TODOS TENEMOS UN ÁNGEL.
      PERO EL TUYO ES DE RISOS DORADOS.
      ABRAZOS Y SALUDOS POETA

      • Fernando?

        Abrazos y muchas gracias.



      Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.