BAJO UN AGUACERO QUE INUNDA LOS CANALONES

FERNANDO NOVALBOS

BAJO UN AGUACERO QUE INUNDA LOS CANALONES

 

Junto a la Vía della Liberazione, lejos del mundo, 

bajo un aguacero que inunda los canalones

de las casas de agua y por momentos de melancolía,

encuentro la luz del sueño que anduve buscando

con ahínco y esperanza,

tanto tiempo antes.

 

Los periódicos dicen que acudías a un evento cultural, 

unos amigos a los que quieres demasiado

para dejarlos en mitad de la estacada,

ya sabes, entre arder o desvanecerse,

lo mejor es sumar con tu presencia, y fuiste,

yo te di la brújula de mi corazón para que te guiara 

bajo el sauce llorón afín al río donde resguardabas

la cabeza para que no se te empapara el pelo, 

fue la primera vez que sentí tus manos calientes 

tocando las mías en el poema que escribía,

más tarde me encerré en la habitación de un hotel, 

la idea de conocernos no se cumplió, 

y aunque vinieras como una anunciación,

no estabas dónde debieras estar,

así que comimos una manzana podrida,

pero la noche alumbrada conjugó con la atmósfera, 

hasta que tuviste la tentación de decir “te quiero”,

lo hiciste, y tu cielo se camufló en mi soledad,

pensé que la vida de los poemas alcanza la luna,

como la necesidad de la poesía para los sensibles,  

lo que no recuerdo es si hablamos de algún poeta 

del que hubiéramos bebido durante la juventud, 

pero sí de la pasión por el cine, 

del corazón azul, la alegría, 

la pena que calla lo que tanto extraña, 

y alguna de películas favoritas, como Anni hall. 

 

Días después te oí recitar un poema de cosecha propia,

para mí,

cuando aún era apenas una trasparencia, para ti,

y a mi regreso, lo imposible acabó por suceder,

encendí el ordenador, aparté el polvo de mis ojos,

buscaba historias y referencias 

del cineasta italiano Pier Paolo Passolini, 

y a media tarde, casi cuando anochecía,

retomamos el tiempo muerto que reemplazamos,

pero hablábamos despidiéndonos, 

cuando el reto era encontrar en nosotros mismos

una razón de ser, un motivo para estar.

 

Empezó una tormenta nueva que agrietaba el cielo, 

y yo, el hombre que olvidó ser poeta,

se tuvo que conformar con ser una persona más, 

dejó mensajes por enviar para que cesara el ruido,

y hoy, pasado tanto tiempo, en el mismo lugar,

lejos del mundo, sin poder entender, ni olvidar,

no comprende porqué la ignorancia

no socorre la bondad de los seres realmente buenos,

y causa tanta controversia, tantísima desazón,  

junto a la Vía della Liberazione,  

bajo un aguacero idéntico al de aquella vez,

inundados los canalones de las casas de agua,

sin su anochecer, sin su viento, sin su brújula,

solo en un desierto donde regresé en tu busca,

mirando en un oasis sin más luna que la de su reflejo.

 

  • Autor: FERNANDO NOVALBOS (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de diciembre de 2019 a las 13:30
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 4
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