ODA AL ZORRO

Vulpes vulpes,
Es inequívoco vulpes vulpes.
El zorro es el de orejas
Puntiagudas
El que va, saltando va
Con alegría recogiendo ratones del infierno,
No es locuaz,
Más bien introvertido,
Cálido.

Es un poco ido, flota levemente
En el cielo polar,
Detrás de dos galaxias
Que lleva de ojos.

Audaz, desconfía incluso de su reflejo.

No se mueva tanto junto a él,
O saldrá corriendo.
Olfatea escoria, sobras,
Desperdicio del ser.
Se esconde en su madriguera,
Enrollándose de sueños,
Ve el mundo de otro color
No por daltónico,
Es por enigmático,
Espacial.
El zorro es un
Presumido, fantasioso
Y va precavido.
No se estremece del frío,
Camina muy rápido,
Es un sol efímero en la nieve.
Sacude su cola, que
Se junta y desvanece de lo esponjoso a lo infinito.

Siempre le requiebro
Su hermosura, su mirar tan
Apacible, profundo.
Vulpes vulpes te miro ¿No me ves?,

Estoy escondido.
Calma
No te vayas quiero,
Quiero vivir contigo
Y tus huellas negras.
Admiro el misterioso otoño,
Que plasmas en este mundo,
Blanco, melancólico y
Frío.

Anaranjado,

Manchado debido a que
Sumergió la punta de sus orejas
En el pecado,
Las untó junto a sus patas y salió ileso.
Escapó con un conejo
En su boca,
Que aguerrido cazo
Sin mucho esfuerzo.
Astucia de verdad
Disfrazada de animal,
Animal
Disfrazado de astucia

Se le ve pocas veces y de noche,
Con sus conocidos,
A quienes ignora,
Solitario.
Sagaz comprende

Andar con ellos
No le conviene en la cena
Cada uno por su lado
Saltan

En el triste color del invierno.
Hacen más corto su camino
Menos ostentoso, más divertido,

Descomunal.

Havid Stiven