Del ébano africano la negrura
tus pechos tienen, tórrida cubana,
salvo su doble punta, que la grana
más roja y que el diamante igual de dura.
Tus pechos al azúcar en dulzura
superan, caribeña casquivana,
y curan mi tristeza y mi desgana
de cuerpo y mente con su ardiente cura.
En ambos me recreo y me acaloro,
en ambos de tu charla pierdo el hilo
así como el oremus y el decoro
y en ambos yo derramo todo el nilo
blancuzco de la cálida corriente
viscosa y torrencial de mi simiente.
Osvaldo de Luis
Comentarios2
Hermosos versos volcánicos que llegan al paroxismo., Ludvaldo .
Muchas gracias.
Sencillamente Exquisito
Muchas gracias.
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