Voy en busca de mi destino.
Dónde van los sueños que deseabamos, donde queda toda esa magia que algún día era la chispa para hacer las cosas con amor.
Tiene que existir un cementerio lleno de mágicos lugares, sonrisas de bebés que nunca nacerán, deseos blancos que con el tiempo se tornan grises, un camino de flores secas que antes de eso brillaban con luz propia y fueron majestuosas al anochecer.
Un lugar donde no existen tumbas, cruces ni religiones.
Un lugar olvidado por Dios, donde llegan los deseos no escuchados, las lágrimas internas que nadie vió, un lugar donde penaran eternamente sin ser escuchados.
Ahí es donde me encuentro ahorita, no hay motivos, no hay sueños, no existe esa guía ni luz por seguir.
No hay fe, no existe esperanza, no hay luz, solo hay un poco de dolor combinado con odio, rencor y pensamientos negativos, deseos de muerte y extrañamente la mayoría se encuentra en el mismo lugar.
Un pequeño espacio donde el sentimiento más desleal se encuentra.
Un espacio en ese cementerio llamado arrepentimiento, en ese lugar están los sueños negativos, los deseos de muerte y por una extraña razón, este pequeño lugar es el más llenos de sueños que no vieron vida.
Cuando comienzas a perder el gusto de hacer las cosas y dejas soñar, tu vida se extigue poco a poco
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