La paz y la Ciencia: paga su contribución para que la historia cambie [...2]

bernardo cortes vicencio

(00.2)

 

/Yo/ he visto como se mutila el canto lirico de la paz en una sola voz amurallada de sangre. En los escombros multiplicados de los niños en Siria, Pakistán, Nigeria, y México, radia el color rojo bandera de escupir sangre, escupen radiactividad en la seda blanca al llegar al anfiteatro, los cuerpos llegan podridos, casi desintegrados, y todos los pequeños cráneos nacidos del /no/ sueño como las osamentas y las córneas, juro que el miedo cabría en la piel del mundo y sus entrañas quedando plasmado el terror donde Dios sería una criatura abandonada antes del rapto; porque desde ahí empiezan a mutar las libélulas, las ratas y las mariposas, es decir: a rezar en defensa propia. En las zonas prohibidas la pesadilla alcanza a morder el silencio de los perros, es por eso que llevo los ojos vendados, porque me ciega lo sobrenatural; la reactividad sería estar cerca de los metales, tropezar con los espacios sin herirse con la astilla de la muerte, y la asfixia de los enfermos de esos países lejanos cuando lo despiadado resplandece como todos los accidentes nucleares. El viento golpea contra los muros sin puerta, lo supe, porque el peligro es la parte animal del miedo, porque dentro de mí se multiplican los percances y la enfermedad comienza con el veneno que destila el infierno sobre una nube de acero en las alturas, por eso me protejo con la compasión de los elementos, la intuición y la huida repentina, por eso existen templos en la ciudades antiguas arrastrando el secreto del siglo con su estúpida fachada para un tembloroso equilibrista emocional saliendo de la guerra, puedes encontrarme entre el bullicio de la multitud orando por la paz.

 

[No la distingo, sin embargo, el ruido del hierro lo desconoce: la ciencia “es, si no una perversión de sí misma a menos que tenga como objetivo final el mejoramiento de la humanidad”, porque la ciencia lleva un libro en la mano del hombre soberbio y con el arma sangrante la insulta, la difama, poniéndole un reloj al pequeño átomo explosivo retratado por el espía y los sicarios, esperando apretar el gatillo antes de que pase el camión de la basura]

 

Bernardo Cortes 

vicencio 

Ppantla, Ver, México

11:5924102019

  • Autor: bernardo cortes vicencio (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de octubre de 2019 a las 14:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 37
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