A mi patria querida

Alejandro Schleyer

¡Qué triste es ver a mi patria llorar!
No son los bajos sueldos
o el alza de la vida.
Mi patria llora por falta de amor.

¡Patria, patria querida,
patria de mis amores!
¿Dónde están los buenos hombres?
¿Dónde están?
¿Ésos que llaman a la paz?
¿Ésos que llaman al amor?

Hoy,
en tus calles,
se manifiesta tu pueblo que sufre,
que ya no respira esperanza
por el cansancio en su lomo.

¡Tanta miseria!
¡Tanto dolor!

¿Dónde están esas personas de paz?
¡Qué falta nos hacen!
No son aquellos con discursos de odio.
¡No lo son!
No son aquellos que llaman a la destrucción.
¡No lo son!
¡Son víboras que no hacen más que daño,
serpientes que caminan entre nosotros!
Y mienten y gimen y alientan al delito;
son cáncer para el alma.
¡Patria querida, no los escuches!

Una mujer o un hombre de paz
se reconoce en cómo camina.
Emana a Dios mismo, pues Él bendice sus pasos,
por su corazón amable, pero fuerte.

¡Patria! ¡Patria de mis amores!
¡Dios haga caer su auxilio sobre ti!

No llores más, patria querida.
Yo pediré a Dios por ti.
No llores más, por favor.
Él mandará su ayuda.
¡Ya lo verás!
Mujeres y hombres de bien, no de mal,
vendrán en su Nombre.
Pronto, muy pronto llegará la primavera
de estos últimos santos del amor.

¡Qué triste es ver a mi patria sufrir,
pero no tan triste como verla sin Dios!
Porque si en sus estructuras Él estuviera
y en el corazón de mi gente,
en mi pueblo,
el amor reinaría.

Patria, patria amada, sufro...
sufro por tu dolor.

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