Te narro hoy amigo mío, el momento en el que mi dedo índice rozó como cerillo contra las almohadas de la cama esperando encender fuego gélido para prevenir la manía de ella de destrozar mis sábanas.
Y confieso que de vez en cuando provoco el hervir de su sangre en esos momentos en que me hace caer y regresar a la realidad.
Hoy es la cita; sin embargo estoy con sumercé y demás de mis amigos músicos pasando un buen rato mientras un dulce ukelele me da ideas y pretextos para dejarla inmóvil esperando; pero de alguna manera se van desapareciendo en la armonía que respiro mientras voy caminando.
Amigo mío, me gustaría contarte de los leves golpes en mi frente por parte de sus labios que recibí a diario,
Y cuando sentados frente al reflejo cristalino del agua le dijé que no admiraba su transparencia tal vez por desatino, lo que ella no entendía.
Creí ser vidente en el lugar menos correcto y a la hora menos prudente. Fue un error esperar algo hermoso, maquiavélico o fuera de lo corriente; sin embargo para ella era necesario vivir de apariencias y que la mantuviera caliente
Amigo mío o de todos, o de ellos y no mío, no sé por que debo confesarte mi Melo-maniaca idea de interpretar melodías macabras y erradas con las delgadas cuerdas de sus pestañas que quiero que mantenga por siempre cerradas.
Havid Stiven
- Autor: Havid Stiven ( Offline)
- Publicado: 10 de octubre de 2019 a las 15:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
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