DESTINO DE MANIQUÍ (chicas muertas)

El DIOS JUVENIL

La vi una tarde con la mano imbésil enterrada
los leves humores humeantes y diezmados
la palma de la mano roja.
Entre las estepas silenciosas
con la frente delatora
me fui lejos de las zarzas espumosas
y del viejo canto de tristes locomotoras.
La mano arrogante colgaba del féretro que compramos a la señora Amelia,
en el centro
Con el hueco de las mejillas colmadas de lluvia.
Parecía un maniquí.

  • Autor: Emil Epojé (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de octubre de 2019 a las 01:20
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 21
  • Usuario favorito de este poema: Santiago Esquivel.
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