POESÍA ENTRE HUMO

Con un trago barato quemándonos en pavimento entre cortinas de vientos fríos,

La noche se siente atípica, se respira poesía.

Como una especie de simbiosis ella abraza la noche, obscenamente lame los días con sus ojos verdes o azules o violetas o naranjas o arcoíris o eternos,  

Sin mucho esfuerzo lame estos días de agosto con la suavidad con la que el mar salado cae sobre la arena caliente.

Es poesía…

Se siente como una galaxia más dentro de una galaxia más.

Tan especial como el fenómeno de un mandala colorido chapoteando en sabores dulces dentro de otro mandala gris.

Sus largas piernas y cabello liso,

Su egoísmo y labios carmín paralizan toda la calle,

Las botellas vacías que ruedan sobre pies descalzos, También paraliza los pies descalzos que se arrastran sobre botellas vacías.

Y todo es insanamente cuerdo,

Morimos tantas veces para vivir solo una vez, y eso, pues.

Y sigue el vaivén de su respirar apoderándose de esto y de aquello y no se contradice, parece inmensa y se siente el hambre de un sentido de dos en la ausencia de uno y de infinidad de soles y noches y días y lunas que compaginan sus movimientos.

Y el viento pasa sin quererse ir y entre telones de humo y caminos espesos se siente la poesía, eriza la poesía,

 y no sé si sus ojos son azules o verdes o amarillos o naranjas o arcoíris o violetas o acuarelas, o no sé, pero parecen eternos.

Hperafan.