MAR - K - 40

Verano Brisas


AVISO DE AUSENCIA DE Verano Brisas
Ninguna


Me agradan las mujeres jóvenes y bellas

ke aceptan las llamadas del amor

tras unas kopas de vino bajo la Luna llena

o entre las sábanas tibias de un lecho generoso,

departir kon amigos sabios y despreokupados,

plantar jardines e invitar mariposas

a ke dancen sobre las flores komo barkos de vela

kuando salen o llegan de sutiles viajes.

 

Komo el poeta extrae su inspiración del vino,

kiero yo, de una mujer hermosa

extraer el elixir de la eterna juventud.

 

Si uno ama las flores de todo korazón,

sentirá igual enkanto kuando una mujer bella

fija sus ojos en la mitad de los nuestros

para decirnos kuánto y kómo desea ser amada.

 

Una mujer hermosa es komo mil flores juntas

ke además komprende nuestro lenguaje humano,

y si nos es vedado tenerlas reunidas

debemos preferir a la mujer

porke también ella esparce su fragancia.

 

Si una mujer tiene rostro de flor,

kasi seguro ke kanta komo un pájaro,

en sus ojos vivirá la Luna

y en su korazón la poesía,

un estado kon el kual me sentiría satisfecho.

 

Si faltaran las mujeres y los libros

el mundo sería un sitio inhabitable;

bebamos en la mujer lo ke sugieren los libros,

porke un libro es una mujer en sus komplejidades.

 

Sin vino y sin poesía es difícil amar a las mujeres;

bienvenidos el vino, la poesía y ellas.

Despreciar estos goces ofende al universo entero.

 

Los hombres de talento y las mujeres bellas

sufren la envidia de los dioses,

ke no soportan algo tan cerkano a ellos.

 

Inklinarse ante la belleza de una mujer

o ante el talento de un sabio,

es bordear los abismos de la inmortalidad.

 

Los ke nacieron de korazón sensible

penan por la suerte de las flores,

por las penurias del hombre talentoso

y por el tiempo ke azota a las mujeres bellas.

Sin pesares muere akel ke entre jardines

amó mucho y bebió vino.

 

Nuestro sueños y apetitos sólo serán saciados

kon el néktar de las flores y kon el kanto del mar,

kon la voz del hombre sabio,

kon la luz de las estrellas y la risa fascinante

de una mujer joven y hermosa.

 

Para ver tierras extrañas,

mares o ciudades famosas,

hay ke tener decisión y mucha suerte,

pero más hay ke tenerlas

para llegar al korazón de la mujer.

 

Seamos parkos y valientes,

pues poko agrada a las mujeres

el hombre kobarde y parlanchín.

 

Preferible los sonidos distantes de su origen,

pero el kalor de una joven es mejor tenerlo cerka

para entibiar nuestro kuerpo y nuestro espíritu.

Así sea si agregamos buen koñak o suave vino.

 

La lluvia puede hacer ke nuestro tiempo sea largo

sin el beso de la mujer amada,

sin las páginas de un libro interesante

y sin el vaso de likor sobre la mesa.

 

No hay ke preokuparse porke la Luna kreciente

se akueste más temprano,

ni porke en menguante se levante ya muy tarde;

aprovechemos la pereza de la Luna

para decirle en la oskuridad

kuánto y de ké manera la amamos.

 

La certeza de la espada y la velocidad del kohete,

junto a las flores de azahar bajo el naranjo,

son tan bellas komo hablar al oído de la joven

kosas de magia, amor y poesía.

 

En invierno hay ke beber likores fuertes,

en otoño preferible el vino suave,

en verano eskanciar en nuestros labios

el placer ke nos da la primavera.

 

Si tomamos kon kalma lo ke el mundo

diariamente persigue kon afán,

gozaremos de amor, belleza y juventud.

 

Nada mejor ke la holganza,

viajar, leer, amar y konseguir buenos amigos.

¿Ké otros placeres podrá darnos la vida?

 

Hablar kon alguien kulto

es komo leer un libro raro.

Involukrarse kon mujeres jóvenes e inteligentes,

produce envidia en seres pusilánimes.

¡Ké los dioses me favorezkan

kon la envidia de media humanidad!

 

Son mejores amigos los ke saben ser poetas,

son buenas amantes las ke saben kallar y sonreír

mientras dedikan su tiempo a la karicia

kon los cinko sentidos y otros tantos.

¡Oh, dioses sabios y omnipotentes,

multiplikad los sentidos de las mujeres bellas!

 

En la juventud

los libros son lunas a través de una rendija,

en la madurez

estrellas miradas desde el patio,

en la ancianidad

mar y cielo bajo el sol de junio;

así el amor kuando se mira un kuerpo

ke arde en la playa kon su piel dorada.

 

El libro sin palabras de la vida

kuando es leído por el hombre sabio,

tiene el hechizo de una joven bella,

el silencio rekatado de una virgen,

la pasión ardorosa de un monarka

y el apoyo de un amigo a kien amamos.

 

Komo ciruela en un jarrón de oro

kae el amor en la belleza joven;

dorado jarrón de mis enkantamientos

en kuyo fondo está la felicidad,

no cierres nunka tu kuello,

kamino florecido de amapolas y orkídeas.

 

El buen viajero konvierte todo en panorama,

el buen lektor konvierte todo en libro;

así yo konvierto todo en besos

frente a los ojos de una mujer hermosa.

 

El vino y la poesía, komo la Luna y las flores,

komplementan el amor.

Veinte años para los viajes,

treinta para leer y una eternidad para amar,

es la fórmula sekreta ke deskubrí en los libros,

los países y los lechos.

 

Si la poesía es refugio en las luchas materiales,

es lanza y eskudo en las guerras del amor,

donde el triunfo y la derrota tienen igual validez;

hiere profundo en mi korazón inerme,

ahora ke luces joven y apasionada.

 

Si llevamos el mar en nuestro korazón

viviremos en ciudades sin dejar de ser marinos,

si somos jóvenes en nuestra mente

amaremos komo la primera vez

sin echar por la borda nuestra supuesta experiencia.

 

Si llevamos la belleza en nuestros ojos,

veremos la belleza en otros kuerpos,

para deleite de nuestros sentidos y deseos.

 

El vino puede remplazar una taza de kafé,

pero el kafé no tomará el lugar del vino;

la poesía puede remplazar la prosa,

pero la prosa nada será sin poesía;

el Sol puede remplazar una lámpara,

pero una lámpara no será komo el Sol;

así el amor lo justifika todo,

pero nada será justo si no está lleno de amor.

 

Una injusticia pekeña puede ahogarse kon vino,

pero una grande sólo se puede kon la espada;

el amor kuando niño suele alegrarse kon poko,

pero los grandes amores sólo akaban kon la muerte.

 

El hombre ke prefiere a las mujeres jóvenes,

será dos veces joven, inkluso en la vejez;

si una mujer bella es también inteligente,

komprenderá en el akto el porké de tales kosas.

 

El hombre y la mujer ke aceptan esta paradoja

han hallado otro sekreto de la sabiduría

y no habrá fuerza ke pueda imponerles su derrota.

 

Dancemos, pues, desnudos, amor mío,

para seguir el poema ke juntos iniciamos;

seamos dos ascetas ke han retomado el mundo

para probar el vino de todos los toneles,

el bokado exkisito de todos los manjares

y hacer ke no se olviden los ritos del amor.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios2



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.